Capítulo seis

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-Te quiero cerca.- Mi voz es apenas un susurro, pero está cargado de una honestidad inigualable. Una sonrisa suave llega a sus labios acercando el rostro y entreabro los míos lista para ceder ante mis deseos.

Sin embargo, un estruendo se escucha en la cubierta del barco. Planeo dejarlo pasar pues escándalo no es nada raro teniendo a Luffy a bordo, pero una serie de gritos ahogados se escuchan terminando de sacarnos de la burbuja.

Nos miramos fijamente por unos segundos casi deliberando si vale la pena, el bullicio incrementa. Trago saliva tomando distancia de una vez por todas.

- Vamos.- Digo dándole un vistazo a sus labios con algo de frustración y alivio a partes iguales. Me volteo empezando a subir pero me lo impide.

- !Nami-san!- Exclama tomándome del brazo. Giro hacia él con el ceño fruncido.

- Debemos...

- Lo sé.- Me interrumpe.- Iremos, pero antes quiero decirte algo.

Observo su rostro, tan cargado de seriedad que no tengo de otra que acceder.

- Bien, dilo.

La expresión seria abandona su rostro siendo reemplazada por una sonrisa coqueta.

- No olvidaré lo que acabas de decir, así que lo que sea que tenga que pasar...- Le da un vistazo a mis labios antes de volver a mis ojos.- Solo lo dejare para después.

La determinación en sus ojos es tan feroz que no sé qué decir, pero entiendo. No me dejara huir otra vez, no cuando ya admití en su cara lo suficiente para impulsarlo a seguir, eso es algo que me alivia y me asusta al mismo tiempo. Sus palabras se sienten como una promesa que está dispuesto a cumplir a toda costa.

- Si, como sea.- Desestimo dándome la vuelta nuevamente para correr el tramo de escaleras que falta, apenas tarda un segundo en seguirme el paso.

Cuando llegamos a la cubierta, lo primero que vemos es a un sujeto castaño vestido con un enterizo verde oscuro corriendo hacia nosotros. Sanji se pone frente a mí rápidamente asestándole una patada al desconocido en la cara con tal fuerza que termina en el suelo. Frunce el ceño en su dirección metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón, levanta la vista hacia la popa donde nuestros compañeros relajan la postura al ver que Sanji se encargo de él.

- ¿Quién es este idiota?- No esconde su irritación, producto de lo que este desconocido interrumpió. 

El desconocido sostiene su nariz adolorido, logra ponerse  de rodillas en el suelo mirando al rubio desde abajo con un odio absoluto en sus ojos. Luego me da un vistazo a mi, una pizca de reconocimiento en su rostro al verme de arriba abajo. 

- Creí que te había matado.- Cuchichea, pero entiendo perfectamente lo que  dice y eso hace  que sepa al instante  quien es. El fue quien me disparo esos cañones. El rechazo que me genera es inmediato y cruzo los brazos viéndolo fijamente. 

- Pues estoy viva.- Respondo simplemente, una sonrisa sádica deslizándose en sus labios. 

- Tendré otra oportunidad.- Me asegura causándome un escalofrío. Hundo el ceño propinándole un golpe en la cabeza que le saca un chichón al instante.

Zoro  se acerca al sujeto, quien al notar la presencia del peliverde abre los  ojos temeroso echándose hacia atrás para tomar distancia. Zoro se agacha a su lado tomándolo de las espuelas para acercarlo a su rostro.

- No estas en condición de amenazar.- Le aclara el peliverde intimidando al desconocido quien enrojece fuertemente.- ¿Quedo claro?

Asiente rápidamente.

La isla de las mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora