Capítulo cinco

148 14 4
                                    

Nunca conocí el amor de la manera en la que todo el mundo parece estar obsesionado. Aunque yo no soy como todo el mundo, apenas era una niña cuando cargué con responsabilidades muy superiores a ese drama adolescente hormonal por el que todo el mundo parece haber pasado en algún momento. Frente a todo lo que traía encima, esas cosas que debían formar parte de mi vida normal se quedaban... Pequeñas. Pero tampoco creí que esas cosas fueran realmente necesarias, después de todo Bellemere no necesito de nadie más para cuidar de Nojiko y de mí cuando estaba con vida, podía con cualquier dificultad que se le cruzara repitiendo hasta el cansancio que nosotras éramos igual de fuertes que ella y podríamos lograr lo que sea.

Así que no, nunca creí que tener un amor fuera necesario.

Y aun así...

Sanji me mira por unos segundos antes de ofrecerme una de las bebidas que lleva en la bandeja y mientras la tomo una parte ilusa de mi espera que diga algún cumplido, pero todo lo que obtengo es un silencio denso antes de que se acerque a Robin quien lee un libro tranquilamente a solo unos pocos metros de distancia, miro su espalda alejarse y escucho perfectamente cuando dice:

- Tigresa Robin.- Le da una sonrisa galante que Robin responde con un gesto amable, tomando el vaso en sus manos.- ¿Qué te gustaría almorzar hoy?

Hundo el ceño ligeramente.

Él siempre me pregunta eso a mi también.

-Nada en especial, lo que prepares estará bien.- Responde Robin con su amabilidad habitual. Sanji le responde con una sonrisa coqueta antes de darse la vuelta caminando hacia la cocina, observo atentamente su recorrido por toda la cubierta y solo cuando se pierde de mi vista tras cerrar la puerta de la cocina es que noto la desilusión que traigo atascada en la garganta, la cual es reemplazada rápidamente por la ira.

¿Ahora no me habla?

Aprieto la mandíbula.

Cuando todo con Arlong terminó, por primera vez en mi vida pude relajarme y ver el mundo desde una perspectiva más colorida abriéndome a cosas para las que antes no tenía tiempo. Pero ahora me siento que detesto un poco a Sanji, y odio estar así. Odio que sus actitudes tengan tanto poder sobre mí humor, odio que se sienta como no tener el control sobre mí misma.

¿Eso es lo que todos tanto idolatran? ¿Qué otra persona te haga de menos con solo una mirada?

Luffy, Usopp y Chopper están jugando algo en la cubierta, sus risas estridentes podrían oírse a kilómetros lo que me saca de quicio con rapidez. Me levanto de la tumbona dejando el jugo a un lado sin haberle dado ni un sorbo y me apresuro al costado del barco para bajar lo más rápido posible, sin embargo soy interceptada por Zoro cuando tengo una pierna fuera y la otra dentro.

- ¿A dónde crees que vas?- Pregunta a mis espaldas. Volteo, tiene los brazos cruzados mientras me da una mirada severa.

Lo pienso un poco.

- Voy... Al pueblo.- Respondo apresuradamente. Alza una ceja.

- ¿Sola?- Cuestiona. Me encojo de hombros, aunque una parte de mí cae en cuenta de que es una estupidez. Nunca voy sola a ningún lugar, tampoco debería considerando la situación particular de ésta isla.- ¿Para qué vas al pueblo?

Nunca le diría que quiero alejarme tanto de Sanji como sea posible en un intento de alejarme de mis propios sentimientos también. Ni trazar mapas, ni leer libros, ni nada de lo que intente fue suficiente para sacarlo de mi cabeza y su actitud distante me acosa pues sé que es mi culpa.

Exhalo suavemente. Abro la boca para responder, dispuesta a decir cualquier tontería pero me interrumpe.

>> Baja de una vez, iré contigo.- Dice cortante.- No luzcas tan sorprendida y muévete.

La isla de las mentirasWhere stories live. Discover now