𝐨𝐥𝐝𝐞𝐫

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He querido follarlo desde que cumplí diecisiete, o más bien, he querido que me folle desde que tengo diecisiete

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He querido follarlo desde que cumplí diecisiete, o más bien, he querido que me folle desde que tengo diecisiete.

Sin embargo me interese mucho antes, supongo.
En realidad fue en el momento en el que aprendí sobre el sexo y todas las cosas estupendas que eso incluye.
Siempre he encontrado maneras creativas de saciar mi curiosidad lasciva. Y ahora, a los dieciocho, todavía quiero hacer cosas indecentes con el Sr. Jeon.

El señor Jeon es un viejo amigo de uno de mis tíos.
Ambos practicaron boxeo juntos desde la escuela. Para mí tío el boxeo siempre fue un pasatiempo, a diferencia de Jeon que siempre se destacó en el deporte y a temprana edad decidió dedicarse a este.
Por esto nunca pudo mantener una relación estable, el chisme es que una de sus últimas novias estaba cansada de estar sola. Lo cuál es pura mierda ya que si bien Jeon viaja al extranjero por trabajo, nunca había dejado a esa chica por más de unos meses.

Escuché rumores de que ella lo engañaba todo el tiempo, la gente hablaba.
Cómo cuando atrapé a mi mamá parloteando con sus amigas sobre como aquella joven estaba tan desesperada que follaría cualquier cosa que tuviera una polla. Desde el chico del correo, hasta el sórdido dueño del bar de la calle King y hasta a una stripper con arnés. Nunca pude entender como una mujer no querría al señor Jeon.

Él es la clase de hombre que te robaba el aliento con su sola presencia.
Es guapísimo y simplemente hay algo en el que me hace humedecer cada vez que está a un brazo de distancia, causando que mi cuerpo tiemble con necesidad. Quizás sea su cuerpo musculoso y tonificado, sus ojos oscuros y fundidores de alma, sus grandes brazos tatuados o su enorme polla (la cuál he podido notar gracias a sus pantalones deportivos). De cualquier manera quiero saltar sobre sus huesos, de verdad.

Y aunque suene cruel, me había alegrado cuando escuché la noticia que su noviecita lo había recibido con todas sus maletas hechas. Eso me había dado el empujón que necesitaba para seducirlo, no sabía ni como ni cuando, pero el tenía que ser mío.
Por el último par de meses, desde su ruptura, le he mandado señales. Mi tío lo invitaba a su casa los fines de semana, y los domingos mis padres los invitaban a cenar, o cuando mi papá y sus amigos juegan póker.

El señor Jeon hace lo mejor para evitarme, el es un hombre de moral, todo un caballero. Sin embargo, su polla parece estar peleando con su cerebro siempre que entró en escena y dejó caer mis insinuaciones. Retorciéndose y llenándose cuando me inclino demasiado cerca. El debe pensar que soy intocable, digo, soy la sobrina de su mejor amigo.

Acabo de graduarme de la escuela, y solía vestir un uniforme a cuadros estándar, una falda corta y ajustada, y una blusa blanca. Cuando el señor Jeon venía a casa durante el día, me cambiaba mi sostén blanco por una negro y desabotonaba los tres primeros botones  de mi camisa, así el podía ver la línea bronceada de mi escote.
Siempre alejaba su mirada como si estuviera siendo castigado por una monja invisible. O si venía en la noche, usaba vestidos cortos o trajes deportivos que perfilaban la forma de mi cuerpo y el siempre se sonrojaba.

𝙅.𝙅𝙆 𝙨𝙘𝙚𝙣𝙖𝙧𝙞𝙤𝙨Where stories live. Discover now