—Y-yo

—¿Quieres un cigarrillo?

Ambos hablaron al mismo tiempo, uno preso del pánico y otro sorprendido. Claramente Tomura era el que desbordaba pánico.

Su vecino lo vio sin entender mientras dejaba de recargarse en el barandal y trataba de limpiar sus lágrimas.

—No fumo, gracias. —murmuro moqueando.

—Te veo muy dolido, de verdad un cigarrillo te vendría bien.

Tomura alcanzo la cajetilla de cigarros que mantenía en la mesita de su balcón, eran unos de menta con sabor a pepino, sus favoritos.

Saco uno y de manera lenta lo puso sobre sus labios y saco su encendedor (que le robo a Dabi) para poder prender el cigarrillo. Dio una calada para comprobar que estuviera bueno y se recargo más del lado donde el balcón de su vecino se encontraba.

—Vamos, solo dale una pequeña calada y te sentirás más relajado,—. Estiro lo más que pudo su brazo para llegar al lado ajeno, su vecino lo vio con algo de pena y desconfianza pero se acercó poco a poco.— deprisa mocoso o se consumirá y habrá sido un desperdicio haberlo encendido.

El peliverde de igual forma estiro su brazo para llegar hacia aquel cigarrillo.

Tomura sintió un cosquilleo en su columna al sentir los dedos ajenos sobre los suyos, fueron segundos pero los sintió como minutos.

—Yo- no se cómo.

Tomura lo vio desconcertado, el muchacho frente a el parecía de unos veinte y se atrevía a decir que no había fumado jamás.

Soltó una risita burlona.

—Solo jala un poco y mantenlo dentro unos segundos, no tragues el humo, —advirtió al verlo llevar aquel cigarrillo a su boca.— bien, ahora tenlo un rato, exacto así y luego suelta poco a poco.

Algo divertido por la escena que sucedía frente a sus ojos, soltó una carcajada cuando el peliverde soltó una tos ahogada.

—Principiante.

Su vecino lo vio con el ceño fruncido pero siguió fumando. Los ojos de Tomura se llenaron de sorpresa por un breve momento pero suspiro desviando su vista nuevamente al pavimento.

—Chico, si que lanzaste con ganas ese cuadro, — encendió su propio cigarrillo y volvió a recargarse en el barandal. —Esta echo papilla.

Soltó el humo divertido.

—Realmente estaba enojado en ese momento.

La voz cansada de su vecino le hizo voltear a verlo, recargo su codo en el barandal y su rostro en la palma de su mano libre, viendo directamente al chico peliverde.

—Suerte que no le cayó a nadie en la cabeza.

Su vecino parece ahogarse ante la idea de haber dañado a alguien por su imprudencia.

—No puede ser, no debía haberlo lanzado así. — y los sollozos volvieron. — no se en qué estaba pensando, perdón.

Tomura rodó los ojos viendo atento al peliverde, había terminado ya su cigarrillo (la mayoría fue consumido por si solo) y volvía a la pose fatal de estar recargado sobre el barandal lamentándose.

—No tengo idea de que te haya sucedido, y no quiero saber, pero deja de lloriquear. —pudo ver cómo el peliverde se tensaba. — si estás tan dolido deberías salir y recoger eso que aventaste, alguien podría lastimarse o gritar algo hacia acá. No quiero que sigan molestando, llevo varias partidas de LOL en AFK por la jodida vecina del 511.

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