Capítulo 20.

5.7K 511 240
                                    

Capítulo 20.- Un mes y un día antes.


Dean Causer.

01 de abril de 2004.



Me escabullí por todo el pasillo con pasos silenciosos hasta que llegué a la puerta del fondo. Abrí sin siquiera tomarme la molestia de tocar. Cerré en cuanto entré y después me giré para observar al tipo que me mira con cara de pocos amigos.

―Se toca ―Señaló, poniendo los ojos en blanco―. ¿Nunca se te va a quitar la mala costumbre de entrar sin antes tocar?

―No.

Me moví por toda su habitación para llegar a su ventana, abrirla y pasar mi pie por el otro lado. Lo apoyé en la cornisa y estuve a punto de tomar impulso hasta que...

―¿Qué mierda haces?

―Salgo por tu ventana, ¿acaso no es obvio? ―Inquirí, girándome para mirar a mi hermano.

―¿Y qué tu habitación no tiene ventana? ¿Vives en una maldita cueva sin ventanas que tienes que usar la mía para escaparte?

―Mamá le puso un candado ―Me encogí de hombros―. Recuerda que estoy castigado.

―Si estás castigado, ¿entonces por qué te escapas?

Entorné los ojos en su dirección.

―¿Alguna vez has buscado el significado de escapar en un diccionario? ―Me burlé―. Mucha NASA y muchos cohetes, pero como que se te paraliza la nuez que tienes por cerebro.

―Ja-ja, muy graciosito, siguele y a ver quién te cubre cuando "escapas" sabiendo que estás castigado.

―Discúlpame, soy el peor hermano. Es cierto, eres asombroso, maravilloso, el más inteligente. Es más, tú succionaste toda mi inteligencia mientras estábamos en el útero de mamá.

―No seas payaso ―Resopló con diversión―. Pero es cierto, me llevé toda tu inteligencia ―Se miró las uñas con indiferencia―, ahora eres tan tarado. Pobre de ti.

Levanté el dedo medio en su dirección.

―¿Me vas a cubrir sí o no?

―¿Tengo otra opción?

―No.

―¿No es la décima vez que te cubro en lo que va del año?

―¿Y que no te he recompensado? ―Señalé el cohete a escala en el que está trabajando―. Wow, ya casi lo terminas. ¿No te lo regalé anoche?

―Hace mil años que lo esperaba, ¿tú crees que iba a pasar más de una semana sin enfocar mi atención en él? Que poco me conoces ―Chasqueó con la lengua―. Y así dices ser mi mellizo.

A pesar de ser mellizos, no nos parecemos en mucho.

Nuestros rasgos físicos sí se parecen. No somos idénticos, pero no se puede poner en duda que somos hermanos.

Pero nuestras personalidades sí que son diferentes.

Él es el cerebrito, el que ama quedarse en casa a leer, adelantar tareas, armas sus cohetes, nutrir su cerebro y ver películas como Star wars y todo eso.

Yo por el contrario, soy el peor de los rebeldes. Salgo sin permiso y regreso casi al amanecer, me la paso en fiestas cada fin de semana, mis notas en el instituto no son extraordinarias y solo apruebo gracias al entrenador de mi equipo de americano. De no ser porque soy el mejor del equipo, seguro que hace bastante habría reprobado.

El juego de Lucifer. Where stories live. Discover now