The Espectacular Spider-Anne.

Prólogo.

Los Ángeles, California.

Era una noche lluviosa y helada provocada por el frío que soplaba intensamente. Aquella ciudad, conocida por lo calurosa que era, hoy estaba empapándose de agua y pequeños charcos producto del mal clima.

Las familias en que vivían en esa gran zona, estarían en sus casas, abrigadas, descansando y aprovechando la ocasión para pasar más tiempo entre ellos.

Sin embargo, en una humilde pero acogedora casa, una única luz estaba encendida en el segundo piso de la residencia. Ahí, una chica de piel morena clara y cabello castaño desordenado llamada Anne Boonchuy seguía despierta.

Estaba en su habitación, observando una fotografía. En ella, aparecía Anne cuando era más pequeña al lado de sus padres. Anne no dejaba de acariciar la parte en la que aparecía su padre, mientras las lágrimas resbalaban por sus ojos.

Sentada en su habitación, sintiéndose vacía y llena de dolor, incapaz de conciliar el sueño, Anne no dejaba de repasar en su cabeza una y otra vez cada instante de lo que había ocurrido en el transcurso de apenas unos cuantos días.

Era un simple y sencillo viaje escolar a una de las industrias biotecnológicas más importantes del país, pensó. Anne había viajado ahí en compañía del resto de su clase y de su mejor amiga, Sasha Waybright, líder del equipo de porristas de su escuela. 

Anne era la más emocionada con aquel viaje, ella era una total nerd, después de todo. Llegó emocionada a lo que se suponía sería uno de los días más emocionantes de su vida. Sin embargo, al llegar a la torre Oscorp debió darse cuenta de que algo fuera de lo normal estaba ocurriendo. Una fuga biológica, dijeron, nada de qué preocuparse, sólo algunas arañas experimentales. Sin embargo, mientras probaban algunos prototipos robóticos de exhibición, una araña mordió a Anne. Ella sabía mucho de Biología también, de arañas, y sabía que los síntomas se manifestaban a lo largo de unas horas. Sin embargo, a los pocos segundos de haber sido mordida Anne empezó a sentirse mareada y fue al baño a vomitar. La puerta estaba atascada, pero ella la derribó, increíblemente, de un golpe con una sola mano. Intentando no darle mucha importancia a eso, Anne corrió hacia los lavabos y empezó a vomitar bastante. Cuando terminó, sintió que empezaba a arder en fiebre, por lo que se lavó la cara. 

Pero las cosas raras no terminaron ahí. Cuando quiso secarse la cara, su mano se adhirió a la toalla de papel con la que se secó y su otra mano se pegó al despachador de toallas. Cuando intentó despegarse, lo único que logró fue retirar el despachador de la pared. Trató de calmarse y finalmente logró soltar las cosas. 

Estaba tan alterada que no se dio cuenta que, mientras daba vueltas, había quedado adherida a la pared y ahora estaba caminando por el techo. Le costó mucho trabajo soltarse del techo y cuando lo logró salió huyendo, no queriendo que nadie la viera así. Pensó en decírselo a Sasha, pero aún en su mente confusa logró entender que primero debía averiguar lo que estaba pasando por su cuenta antes de decírselo a alguien más.

Una vez afuera de Oscorp y asegurándose de que nadie la viera, Anne se sentó en una banca a meditar cómo resolver aquel problema. Entonces decidió que, como buena científica, debía aplicar los 5 pasos del método científico, comenzando desde luego con la Observación. Primero debía observar todos los cambios en su cuerpo. Mientras caminaba por las calles de los Ángeles, repasó todos los acontecimientos desde su llegada a Oscorp hasta la aparición de aquellas extrañas habilidades, concluyendo que la picadura de aquella araña se las había otorgado, seguramente era una de las arañas que se habían escapado. Observó que tenía todas las habilidades de una araña, incluyendo una especie de sexto sentido que le advirtió de un auto que casi la golpeaba y una agilidad sobrehumana que descubrió cuando saltó 3 metros en el aire para esquivar el vehículo. Cuando se dio cuenta de que mucha gente la observaba, huyó trepando por las paredes de un edificio.