12. Ilusión Fallida

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Camina hacia la cocina y yo voy detrás de él, con el pijama que me prestó Cam anoche para dormir. Es de manga corta, y de un color rosita pastel que no me gusta demasiado, pero mejor es esto que nada. Anoche después de un par de rondas de chupitos en las que Lando no participó (él tenía que conducir), bailamos un rato más y llegamos aquí a las tantas, y lo primero que Cameron encontró me lo dio y no me quejé. Al final sí que me emborracharon los muy cabrones.

Recuerdo haber hablado con Lando y decir ciertas cosas. Cosas que fingiré no recordar porque me muero de la vergüenza al pensarlas. Parece que el alcohol me pone bocazas.

Lando abre la nevera, y yo me quedo de pie, mirando su ancha espalda, el cómo se marcan los músculos de la misma, además de los de los hombros. Benditos sean sus padres por crear semejante belleza de hombre.

- ¿Te gusta el café?

- No mucho...

- ¿Y el té?

- Tampoco – vuelvo a negar, ganándome que se gire para mirarme con el ceño fruncido.

- ¿Y el zumo?

- Depende del zumo.

- Al menos beberás leche – dice pareciendo preocupado por mis gustos.

- Sin lactosa.

- ¿Eres intolerante a la lactosa? – Inquiere con hastío.

- No, pero la única que me gusta es la sin lactosa.

Se me queda mirando con incredulidad, y cierra la nevera, cruzándose de brazos y mirándome con curiosidad como si fuera un extraterrestre. Sé que mis gustos son muy reducidos en cuanto a comida y bebidas se trata, pero tampoco es para que me mire así.

- ¿Qué bebes, entonces?

- Con un vaso de agua me contentaría – contesto encogiéndome de hombros. – ¿Tienes galletas?

- Sí, pero a saber si te gustan – murmura con ironía, acercándose al armario que hay encima de la encimera, sacando un par de cajas. – ¿Integrales o con chocolate?

- ¿Es una pregunta siquiera? – Cuestiono con diversión. Él alza sus cejas, como diciendo "tú sabrás", y suelto una carcajada. – De chocolate, por favor.

- Toma – me da la caja y sirve un vaso de agua que después me da. – Disfruta de tu desayuno healthy – se burla negando con la cabeza.

- Déjame ser feliz con mi desayuno – me defiendo abriendo un paquete de galletas y cogiendo una, dándole un mordisco.

Él me mira durante unos largos segundos con una sonrisa que me pone nerviosa, y después se gira para rebuscar algo en los muebles de la cocina. Yo me siento en un taburete de la isla de la cocina y como tranquilamente, ignorando el hecho de que estoy en la cocina del apartamento del chico que me gusta, después de haberlo besado la noche anterior.

Pego un respingo cuando me toca el hombro, y se ríe, pero no dice nada y me da una pastilla, que intuyo que será para la cabeza. Me la tomo y la trago junto con agua, y me concentro en las galletas que estoy devorando para ignorar su presencia a mi lado, en el taburete contiguo al mío. Come galletas integrales junto con un vaso de zumo, muy relajado también. El robot aspiradora pasa por la cocina, llenando el silencio, y me llevo un buen susto cuando una bola naranja salta sobre la isla.

- Tú, abajo – le dice Lando al gato, que lo mira con indiferencia y se acuesta. – Será mamón – masculla cogiéndolo en brazos y dejándolo en el suelo.

- ¿Es tu gato?

- Sí. Se llama Alf, y a veces pasa de todo el mundo – le da un mordisquito a su comida y lo mira. – Pero es muy cariñoso, casi siempre está conmigo.

Al Loco Del Que Me Enamoré // Lando NorrisNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ