Inquebrantable (en proceso)

18. El día siguiente

KYRIA:

La cabeza me palpitaba y sentía un sabor horriblemente amargo en mi garganta. Me removí entre las sábanas enredadas en mis piernas y me giré de lado estirando mi brazo para intentar encontrar mi teléfono, cosa que no logré porque a medio camino me topé con el borde de la cama. Me seguí estirando pero no encontré nada. Abrí con pereza mis ojos y la cabeza me volvió a bombear con fuerza, apreté los dientes con dolor y le eché un vistazo lento a la habitación. El sol entraba con fuerza y reaccioné cuando me quité las sábanas, tenía mi polo de pijama puesta y no recuerdo habérmela puesto yo.

Me puse de pie y encontré mi teléfono tirado en el suelo, lo encendí y vi la hora. 09:20am - ¡Carajo! - me metí a la ducha corriendo y me bañé en cinco minutos pero cuando me estaba secando la cara sentí un dolor punzante en mi labio superior, me miré en el espejo y vi una pequeña herida en la comisura de mi labio ¿con qué rayos me hice esto?. Dejé la pregunta para más tarde y salí disparada y me puse un polo ancho gris y un short blanco, me puse mis zapatillas y tomé mi teléfono.

Bajé las escaleras lo más rápido que pude y me dirigí al salón donde hacemos la "teoría". Toqué tres veces a la puerta y traté de calmar mi respiración, el mismo profesor abrió la puerta y me miró con desaprobación - ¿Qué sucedió Wallace? -

-No escuché la alarma - agaché la cabeza avergonzada - No se volverá a repetir -

-Espero que no - me dejó el espacio para que pasara y tragué duro. Obedecí y avancé en silencio hasta donde estaban Luis, Mateo y Dominic, quienes tenían cara de no haber pegado un ojo en toda la noche. Gesticulé un "hola" y me senté entre Mateo y Luis.

-¿No escuchaste la alarma? - habló Mateo sin quitar la vista del pizarrón.

-Te juro que no - me sobé los ojos y me di cuenta que no había traído nada para anotar las indicaciones - Sentía que me martillaban la cabeza desde que me levanté - me troné el cuello y giré a ver a Luis, quien ya estaba mirándome - ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste? -

-Eh... la alarma me reventó los oídos - respondió saliendo de su pequeño trance - Y sigo con la resaca -

-Todos - corrigió Dominic con la frente pegada a la carpeta - No siento mi cuerpo - se quejó con los ojos cerrados.

La clase transcurrió con normalidad hasta el pequeño receso que nos dieron, al salir del salón mi estómago rugió pidiendo comida ya que no le había dado nada desde que me levanté. Nos sentamos en una de las mesas cerca a donde estaba la comida - Y... se acuerdan ¿Qué pasó ayer?-

-Solo sé que tuve la mejor noche de mi vida - se bajó un poco el cuello de su polera y vi un montón de chupetones y mordidas frescas alrededor de su clavícula, miró con complicidad a Mateo, quién también repitió la acción haciendo notar que su cuello tenía la misma situación. Inconscientemente toqué mi cuello pero no sentí ningún dolor y eso fue un gran alivio.

-Mi mente solo recuerda hasta que me diste ese... "wisky" - hice una mueca de asco al recordar ese momento en que el sabor amargo me recorrió la garganta - ¿y tú Luis? -

-Tengo.. flashbacks... pero son muy borrosos - le dio un mordisco a su pan y giró su rostro a un grupito que venía hacia nosotros - ¿Esa no es la mina que te gusta? - le preguntó a Mateo, quien estaba distraído en su teléfono - ¿Quién? - giró la cabeza y abrió los ojos como platos - ¡Es Petrov! - chilló por lo bajo y se giró bruscamente hacia nosotros - ¿Me veo bien? -

-Restando los chupetones, sí creo - bromeó Dominic tomando un poco de jugo de naranja.

Lo que se me hizo raro fue que la tal "Petrov" ni le dirigió la mirada a mi amigo, solo la tenía puesta en mí y ahí fue donde la recordé. Era la chica que me había dicho algo en un idioma desconocido para mí. La misma chica que logró las cincuenta vueltas de resistencia que tenía los rasgos de una muñeca de porcelana. Cuando estuvo a pocos metros de nosotros, rodeó la mesa hasta llegar a mí, se plantó con aires de "superioridad" y sonrió con arrogancia - ¿Te puedo ayudar en algo? - pregunté girándome a verla.