Mi ánimo iba decayendo poco a poco cuando Roseanne estaba desparecida de mi vida, y realmente me veía bien, pero mi alegría solo se debía a ella y prácticamente no la veo desde hace un año.

La terapia sirvió para el amor lleno de devoción que le tenía, pero no la preocupación, la amistad que tenía con ella antes de que se destara todo.

Me había hecho daño, pero me demostró como era el mundo fuera de límites. Y eso siempre se lo voy agradecer.

—¿Cenaste?

—Un poco, antes de llegar aqui, ¿Quieres que pida hamburguesas? —tomé el móvil, esperando su respuesta que llegó tardía.

A Jennie le gustaba mantenerse en forma, y era extraño verla comer algo muy grasiento.

—Ha... no lo sé.

Se echó en el sofá donde yo me encontraba y tomó mi regazo para dejar su cabeza con una de sus manos sobre su frente. Expresaba mucho agotamiento.

Su trabajo era exhaustivo, o eso me decía siempre.

—¿Te sientes bien? —toqué parte de su cuello y podía sentir como su pulso iba como ametralladora en uso.

Eso solo me preocupo más, pero cuando quise verificar que no era imaginación mía, Jennie apartó mis dedos de allí para mantenerlos unidos a los de ella.

Sus manos eran suaves.

—Me gusta alguien. —dijo con las mejillas enrojecidas, jugando con nuestros dedos unidos.

Estaba sorprendida por eso que había dicho, creí que era una persona segura y sin timidez de decir lo que fuese. Yo la admiraba por su actitud.

Pero en este momento su actitud la hacía ver más tierna de lo que era, tampoco podía opinar acerca de lo que ella estaba pasando porque no tenía experiencia.

La única persona que me gustaba estaba casada con otra, por lo tanto, no era la más indicada para aconsejarle o darle una opinión correcta acerca de eso.

—¿Y te sientes mal por eso?

—No. Para nada, me hace sentir bien —pareció titubear si decir o no lo siguiente, y no quise presionarla, solo regresé un mechón de su cabello detras de su oreja haciendo que enrojeciera por un motivo desconocido para mi.

Se veía tierna con las mejillas tan rojas.

—Jennie, solo debes estar segura que no tiene su atención en alguien más.

Era el único consejo que podía darle y que no fuese tan hiriente para mí, se que es absurdo porque recordar lo que me hizo aún duele, pero evito hablar de ese tema para evitarlo.

Ya mis ojos estaban totalmente vacíos y... ese brillo no iba a volver por más que quisiera.

—La soledad es su compañera, y nadie más. Su mirada... es tan fria... que me causa tristeza que la tenga así. —murmuró

Sus ojos volvieron a mirarme, tan expresivos y bonitos. Me alegraba de tener a Jennie como compañera, porque podía ver en ella lo que en mi reflejo no era posible.

Esa persona iba a ser muy afortunada si le correspondía a Jennie... porque iba a tener a alguien que podía cambiarle su vida llena de oscuridad.

—Intenta que su mirada regrese. Intenta que se parezca a la tuya, Jennie. —comenté con una leve sonrisa, pero la persona en mis piernas no pareció un buen comentario.

Quizás esa persona solo le hacía falta una luz para salir de la oscuridad.

—Ya lo he intentado, y lo único que he conseguido es más sonrisas que... no son genuinas. —parecía impotente por no conseguir buenos resultados.

A Tu Disposición | Chaesoo (EDITANDO)Where stories live. Discover now