"Promételo. Prometámoslo, tú y yo, juntos."

La inocencia de la temprana edad le produjo una ácida sonrisa, plagada de contradictorios sentimientos. 

Los cascos de un caballo la arrancaron de cuajo de su tormentosa mente y, con la agitación de la esperanza palpitándole bajo la ropa, tomó sendero arriba con rapidez. Un majestuoso corcel blanco se aproximaba, tirando de un carromato atestado de complejos cachivaches. 

— Mithrandir. —saludó bajando a trompicones por el desnivel del camino y, de un salto, tomó asiento a su lado en el carromato— Decidme que traéis buenas nuevas.

— Cuánto vigor tan entrada la mañana, Anatar. —carcajeo y, ante los expectantes ojos de la muchacha, hundió la mano en uno de los grandes bolsillos de su capa. Rápidamente supo ver, en los ojos sabios y cansados del maia, que las noticias no iban a agradarla— Me temo que el rastro de vuestro padre sigue siéndome desconocido.

Anatar aceptó el pergamino, sacando desesperadamente el suyo del bolsillo donde siempre lo portaba. Comparó ambos mapas, que traían vestigios de donde tiempo atrás su padre había morado.  

— Me alegro de haberos visto, Mithrandir. —murmuró bajando con expresión sombría del carruaje. El caballo se detuvo por petición del mago, que la descubrió combatiendo contra las lágrimas— ¿Os dirigís a la Comarca, otra vez? —sonrió sin mostrar sus dientes— Los Hobbits son muy afortunados de teneros como amigo, Gandalf.

— Tanto como lo soy yo. —respondió con seguridad— ¿Partiréis a buscarlo esta vez? 

— He cumplido la mayoría de edad, Elrond debe permitírmelo este año. —escudriñó una última vez el mapa antes de acomodarlo entre sus ropas— Galo Anor erin râd lîn.

Gandalf dejó entrever una grata expresión ante su gran avance con el élfico.

— Que el Sol también ilumine vuestro camino, Anatar. —contestó arreando nuevamente el corcel y, su puntiagudo sombrero gris, comenzó a perderse en el horizonte.

Los años infantiles de la joven habían estado alejados de cualquier vestigio de amor paternal, nadie restaba a su lado, por lo que su corazón había encontrado un único consuelo en el arte de la guerra. La lucha, la emoción que la precede, y la adrenalina de vivir tantas aventuras como su cuerpo se lo permitiera. Había descubierto a temprana edad las Colinas de los Vientos, las Landas de Eiten, mas jamás había sobrepasado las Tierras Brunas por petición de Elrond. Él no la había encontrado preparada ante tales peligros, y aunque no lo expresara con palabras, temía verla perecer en tierras distantes, alejada de lo que hubiera sido su hogar si su corazón lo hubiera permitido.

Al día siguiente preparó su corcel, y los elfos que la habían visto crecer hasta convertirse en una joven hermosa, la observaron marchar en silencio. Su cuerpo clamaba venganza y respuestas, mas sobre todo requería del amor de un padre. Debía encontrarlo, pues todavía le restaba la esperanza de abrazarlo una última vez, de sentir un cálido beso en su frente y sus manos ásperas cubriéndole las mejillas.

Largos días a caballo fueron necesarios para atravesar el bosque y su intrincado camino hasta la morada de Elrond, tiempo que empleó en imaginar cómo luciría Aragorn tras tantos años. Sería fácil reconocerlo entre los afilados rostros de los elfos, de claras melenas y vestimenta de seda. Sin embargo, y si había cambiado tanto, qué no lo reconocía. No albergaba la más mínima intención de cruzar palabras con él, tal como prometió una década atrás en la cúspide de su ira.

El arco de plata de Rivendel la recibió como si jamás hubiera puesto un pie fuera de aquellas tierras. Los elfos a penas lograban reconocerla, de no ser por la estrella plateada que pendía de su cuello con orgullo, y de su melena roja como la sangre meciéndose tras la capa. Su rostro años atrás dejó de ser aniñado, sus labios eran más gruesos y rosados y, sus ojos, más tristes y ojerosos por las pesadillas. Mas, incluso con el martirio de sus recuerdos reluciendo en su aspecto, había crecido hermosa y fuerte como una flor durante el crudo invierno. 

EL AMANECER DEL SOL ROJO ⎯⎯  ᴀʀᴀɢᴏʀɴWhere stories live. Discover now