22. Bitter Discoveries

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Para mí... fue cómo obtener una buena calificación en un examen.

—Bueno, pero no te alegres tanto.

Parpadeé, desorientada.

—Es una excelente noticia, Adri.

—¿Sí? Pues comunícaselo a tu cara, bonita — intenté sonreír cuando ella se acercó a mí en un par de zancadas para mirarme más de cerca — ¿Te sientes bien?

—Bien.

—¿Segura? — colocó el dorso de su mano contra mi frente, su entrecejo frunciéndose con preocupación — Fue un día largo, menina. Si te sientes mal, deberías quedarte a descansar.

—Estoy bien, en serio — quité sus manos y antes que ella pudiera decir nada más, mi teléfono se encendió sobre la cómoda, con un mensaje de Charles.

Me avisó que estaba esperando fuera del Hotel, así que me apresuré a despedirme de Adriana y coger el resto de mis cosas para salir de la habitación. Ya estando dentro del ascensor me coloqué el abrigo blanco.

La aparente tranquilidad que apenas disfruté las horas pasadas, desapareció por completo en cuanto las puertas de metal se abrieron y divisé fuera del Hotel a la prensa. Me detuve un segundo, indecisa, temerosa. Los flashes me cegaban aún a la distancia y pensé... pensé en todo lo que dirían de mí mañana por la mañana.

—¿Se encuentra bien, señorita Da Silva? — una de las chicas de recepción se acercó con expresión amable.

Apreté el bolso pequeño entre mis manos y asentí, tragándome las ganas de volver a la habitación para meterme en la cama.

—Bien, gracias — le sonreí y reanudé mi camino, cogiendo aire y soltándolo en tres tiempos.

Los pocos metros que me separaban de las puertas dobles se hicieron eternos y cuando salí a la calle todo fue a peor.

—¡Aurora!

—¡Aurora, por aquí!

—¡Aurora, responde unas preguntas!

—¿Es verdad que sales con Charles por publicidad?

—¿Son ciertos los rumores de que te quedarás sin asiento para el próximo año?

—¿Sabías que Charles se vio con su ex en Mónaco?

Intenté hacer oídos sordos y sonreír. Siempre sonreír, aunque por dentro ya estaba cansada de todo.
















CHARLES

Saludé con la mano a algunos de los fans mezclados entre la prensa, mientras rodeaba el auto para recibir a Aurora con la puerta del copiloto abierta.

Aún recuerdo lo bonita que estaba esa noche. Me había acostumbrado a verla con el cabello suelto, siempre lo llevaba así cuando no corría o entrenaba, sin embargo, el delicado y sutil recogido me pareció un detalle digno de ser resaltado. Dejaba al descubierto un par de pequeños pendientes de perla, que combinaban con su abrigo.

𝐒𝐓𝐀𝐈𝐑𝐖𝐀𝐘 𝐓𝐎 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 [Charles Lecrerc] Where stories live. Discover now