Enloquecido
Nemilus escuchaba el suave ajetreo humano en su castillo.
Humanos y vampiros coexistian en algunos clanes. Ya sea por agradecimiento y lealtad o por haberlos apresado y hecho de ellos esclavos generaciones atrás.
Nemilus tenía a una familia la cual había llegado como esclavos.
Pero hacía varías generaciones que no mataba a alguno de ellos ya que le habían sido leales.
La relación con esa familia tambien era beneficiosa, pues ellos le informaban de rumores entre los pueblerinos.
No era blando, pero había matado más gente indeseada que gente inocente.
"Para maldad la mía"... Y clavaba su poderosa mordida en aquellos humanos corrompidos en sus depravaciones.
Pero en últimas fechas después de haber sentido ese aroma, mataba indiscriminadamente sin distinción alguna. Como cuando era un guerrero tratando de alcanzar un lugar de poder entre los vampiros.
Vagando por los pueblos o en grandes ciudades durante tantos años también había follado con algunos humanos, específicamente con mujeres. Y después de saber que su pareja era un hombre, había optado por tomar a algunos para follar.
Pero se sentía abrumado. Ahora se debatía entre buscar el alba, o esperar a ese maldito hombre para follarlo por la eternidad y proclamarlo como su pareja eterna.
"Que puta ironía" pensaba Nemilus, quien él mismo exterminó a dos que tres parejas al ser del mismo sexo, tanto hombres como mujeres, en una clara declaración de negarse a aceptar ese hecho entre vampiros. Y más cuando los vampiros vinculaban humanos para convertirlos en iguales y sellar así la unión por la eternidad.
Y ahora el terrorífico Nemilus estaría emparejado con un vampiro de su mismo género.
Sabía que muchos clanes ya, habían aceptado esas vinculaciones, después de todo no era algo que estuviera en manos de los vampiros el controlar de quien te enamoras.
Pero eso no lo hacía más fácil para Nemilus.
Saliendo del castillo, se dirigió al pueblo, había una fiesta religiosa y era un buen momento para alimentarse otra vez y pasar inadvertido ante la gente.

Stelian había llegado hasta el pequeño poblado, pasando desapercibido entre la gente.
Una vez más había burlado la escolta que le impusieron lo cual no haría feliz a Iván.
Su naturaleza curiosa y temeraria dominaba su lado racional.
Caminando entre las atestadas calles, Stelian observaba a las personas que se arremolinaban para pasar un buen rato.
Eso era algo que al joven le fascinaba ver. La calidez de las personas, su facilidad para expresarse.
Gracias a la vergonzosa "plática" que le había dado su padre sabía que entre vampiros solamente con la pareja de vida sería capaz de comunicar ese sentimiento, y esa acción era parte de sentirse completo y pleno en una existencia tan longeva como la que le esperaba.
Pero también había otro detalle al haber sido transformado tan joven, existía la posibilidad de que nunca hubiera una pareja. Debido a su apariencia juvenil y a no ser tan maduro al momento de la vinculación con la pareja lo cual podría matarlo, y sí su pareja era humana aún, él no tendría la fuerza suficiente para vincularla.
  Esa era una de las muchas causas por la que no se permitían las vinculaciones con humanos tan jóvenes. 
Todos los que habían sido transformados a tan tierna edad buscaban el alba al enfrentar esa realidad.
Suspirando con desánimo Stelian siguió caminando.
Los ruidos y murmullos se mezclaban, y entre toda esa multitud pudo captar el fuerte aroma a corteza de árboles, a cuero. Era un aroma que de inmediato lo atrapó.
Concentrándose recurrió al camuflaje, escondiendo su presencia hasta estar seguro de quien era el dueño de aquel aroma.
Era un vampiro, eso era seguro. Pero debía averiguar si era amigo o enemigo. Aunque con ese aroma tan fuerte, era imposible concentrarse en su búsqueda.


Nemilus vagaba entre la gente, los colores grises que captaban sus ojos, era todo el color que podía disfrutar. Una de las tantas consecuencias de ser uno de los más viejos.
La capacidad de ver los colores la recuperaría al encontrarlo a él.
Pero un aroma a bosque y lluvia, el mismo aroma de semanas atrás lo volvió a la vida. Haciendo que su cuerpo vibre de necesidad por saborear esa escencia.
—Estas aquí...
Una sonrisa felina se dibujó en su rostro. 
Por fin sabía que era su pareja quien desprendía aquel aroma.
Ahora iría por él.

Stelian caminaba, siguiendo el fuerte aroma, mientras sus ojos captaban los movimientos a su alrededor.
Camino un breve momento que se le hizo una eternidad, hasta encontrarse de frente con un pecho sólido como un muro, rápidamente sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
Al levantar la mirada observó a un titán parado buscando distraídamente entre la multitud.
—"Vampiro" pensó Stelian.
Nemilus reaccionó al sentir a un escuálido muchacho chocar contra él.
—Hey niño, ten cuidado.
La voz ronca y varonil de Nemilus hizo que Stelian se paralizara.
—Disculpe...
Stelian con el cuerpo desgarbado se alejó lo más pronto que pudo. Pasando desapercibido ante el gran muro de carne y huesos.
Inmediatamente entendió que había estado frente a un ser antigüo y que era el dueño de semejante aroma. Tuvo que usar toda su prudencia para no aspirar como un vicioso y saturarse de aquel rico aroma.
No estaba seguro de quien era el tipo, de lo que sí estaba seguro era
de que su aroma era para morirse.

Nemilus maldecía no poder encontrar el origen de ese aroma, era una droga, la sentía cerca. Tan cerca que su descomunal erección creció de forma descarada. Ni cuando follaba casualmente se ponía en todo su "esplendor".
Ya casi a punto de amanecer, Nemilus regresó frustrado a su castillo.
—¡Me lleva la gran puta!...
Rugió el vampiro en medio de su cuarto.
Y es que habiendo recorrido todo el pueblo, casi literalmente olfateo a todo ser presente en el lugar, sin obtener éxito alguno.
No pudo detectar presencia de vampiros en la cercanía.
Ahora tenía un motivo para salir de cacería, y de ser necesario exterminaría a cada ser humano o vampiro hasta dar con ese intoxicante aroma que solamente se coló hasta Nemilus, para recordarle que su milenario cuerpo estaba vivo aún, y deseoso de profanar a aquel  vampiro para sacarse de él esa irracional necesidad.
Debía de averiguar si su pareja era algún vampiro antigüo.

—¡Otra vez lograste escapar de la guardia!.
Iván no podía creer que su vástago más joven fuera tan problemático y tan sagaz para desafiarlo.
—Te dije que no salgas sin la debida protección.
Los gritos de Iván Lupei se escuchaban en todo el enorme castillo.
Tanto la servidumbre humana como los vampiros ahí congregados escuchaban asustados la voz del príncipe.
—Mi señor, —Dragos Lupei, el guardia más importante de el clan interrumpió la escena.
—Si bien es cierto que Stelian, su imprudente hijo dejó la seguridad de la escolta, también es verdad que de ninguna forma ha sido dañado.
La mirada inquisidora de Iván observaba a Dragos que se mantenía impasible.
—El muchacho se sabe cuidar bien, dijo Dragos con la clara intención de poner punto final a aquella discusión que parecía sería eterna, por irónico que parezca.
Iván miró largamente a su vástago.
—Solo espero que tu imprudencia no te exponga y no termines destruyendo al clan.
Con una seña Iván hizo que Stelian se retiré.

De regreso a sus aposentos el muchacho caminaba seguro por los pasillos. Planeando salir esa noche en busca de ese poderoso ser, al cual observaría desde lejos.
La sola imagen en su mente llenaba de un infinito calor a Stelian. Y eso lo asustaba y lo excitaba.
Sabía que estaba muerto, si su padre no lo mataba, lo haría el antiguo ser.

La Melodía Del Vampiro. La Historia De Nemilus Dracul.Where stories live. Discover now