—Mamá, te pediré otra cosa—Dice él, yo asiento y lo miro. Saca de su chaqueta una foto de una cámara instantánea y me lo muestra. —Él es un duende, se llama Regory y en verdad lo aprecio, aunque él no tanto, es un gruñón.

Trato de contener mi emoción, porque siento que es ofensivo emocionarse por esto, es normal en este mundo, pero es un maldito duende y mi hijo lo dice como si nada.

Asiento.

—Apenas lo veas, protégelo—Me pide. —Y no te enfades si te trata mal, incluso llamó a Jessica “gigante tonta”… no te lo tomes personal, él es así. Y bueno, si quiere y si tú quieres, podría venir a vivir con nosotros, quiere conocer el mundo, está harto de estar en una isla por más de mil años.

— ¿Me estás diciendo que seremos dos híbridos, un brujo, una humana poseída, un demonio puro y un duende bajo el mismo techo?—Cuestiono, él asiente. — Y aun así Atlas es y será siempre él más difícil con quien vivir… ya vamos porque nos deben estar esperando.

Nos dirigimos al salón de la lujosa base de la elite, antes de una batalla, Jessica les daba de comer a sus guerreros, pero hoy necesito a los vampiros hambrientos, así que solo les dará unos aperitivos y una copa de vino, con dos ingredientes especiales.

Las sirvientas les sirven vino en sus copas a los ochenta vampiros. Diviso a Jessica en la mesa larga donde solo están los altos rangos, se encontraba frente a las otras mesas en una plataforma alta. Está con Carlos y los jefes de las tropas. No encuentro a Amina, pero Atlas está en una mesa hablando con unas vampiras.

Le hago una seña, pero él se encoge de hombros, preocupándome más. Tomo asiento, al lado de Jessica.

—¿Y Amina?—Le pregunto en un susurro, pero manteniendo la mirada fija en los soldados.

Se acerca a mi oído.

—Kira no se sentía bien, fue mucha la sangre que perdió, así que Amina decidió quedarse con ella para cuidarla— Murmuró. —Es tan buena y solidaria ¿Verdad?

Pongo mis palmas en la mesa llamando la atención de muchos, y me inclino hacia adelante para mirar a Carlos, porque le deje a él la tarea de cuidar a Amina de las arpías de este lugar.

Solo se encoge de hombros con una sonrisa boba, mientras se lleva una galleta a la boca.

Mi último recurso es Atlas, que ha escuchado todo, y evita mi mirada como si se tratara de Medusa. Vamos, Atlas, mírame. Entrecierro mis ojos, infligiendo presión psicológica para que me enfrente, la mirada verde del moreno poco a poco se acercaban a mi rostro, como si me oyera.

Sonreí.

—Hay que reconocer que las brujas siempre han sido su debilidad y ella la de las brujas— Insinúa Jessica con malicia.

Atlas hace una mueca con los labios y asiente, validando la vil insinuación de Jessica. Me levanto bruscamente, dispuesta a derribar cada maldita puerta de cada maldita habitación para arrancar cabellos blancos de una bruja zorra, pero Cyprian me toma el brazo con suavidad.

—Debemos hacerlo ahora que la luna está en su punto máximo—Me dice.

Aprieto mis puños, y me siento, tratando de apagar la furia de mi pecho. Miro a Jessica y asiento. Ella me pregunta con la mirada a que me refiero solo para sacarme de quicio, entonces le señalo la copa de vino.

—Ah— Exclama y se levanta, tomando la copa entre sus dedos. Niego con la cabeza, impaciente. — Hoy quiero que me demuestren otra vez porque merecen estar en la legión más letal de la historia…

Mi pierna se mueve de arriba a abajo incesantemente, pensando en ellas. Jamás me ha tocado ver a Amina con otra mujer después del viaje de Italia, y ciertamente, creo que no lo soportaría.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now