Capitulo 2

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Entré a la casa de empeño para ver cuánto me ofrecían por una cadena de plata.
No era que me hiciera falta dinero pero prefería no quedarme con artículos ajenos, sobretodo objetos de valor que pudieran identificar más fácilmente en caso de hacer alguna revisión en mi hogar.
Muy temprano por la madrugada había salido a la lavandería para borrar las evidencias de la alfombra de mejor manera, tallar durante un buen rato sería agotador para mí y yo debía ahorrar energía para los planes por hacer ese día.
Después de recibir el dinero a cambio de la cadena, salí del sitio y subí al auto para ir de inmediato al trabajo que quedaba casi al otro lado de la ciudad.

Llevaba unos meses trabajando en un edificio que se dedicaba a las ventas como promotor. Un empleo mediocre pero que me mantenía ocupado en el día pensando en cómo ser más encantador y atraer gente. La atención al cliente de alguna manera resultaba favorable para tus expresiones y facilidad de palabra al hablar, sonar más convincente y esas cosas.
Por las noches muchas veces había quedado con clientes que tenía en mi cartera para vernos más tarde y aprovechaban de invitarme algún trago. Nunca antes pasó por mi mente involucrarme de más con alguno, por más coquetos que fueran y todo el dinero que ofrecieran. No me interesaba. Ellos tenían todo fácil. Tenían su vida resuelta quizá, con propiedades, carros y dinero.
No eran personas rotas e insatisfechas como yo buscaba.

Después de semanas rodeado de esa gente casi todas las noches, comencé a evitarlos, a pedir disculpas por no llamarles después de mi jornada. No estaba interesado en seguir con esa farsa del "lindo compañero de copas". Me interesaba más salir y emplear todo lo aprendido del trabajo en otro sitio, en ver si llegaba convencer a alguien que no le importara nada en su vida para involucrarse conmigo. Y no fue difícil que cayera el primero como ya dije.
Alguien desesperado, alguien que pedía a gritos un poco de atención. Claro que yo se lo di, yo escuché sus problemas y le regalé su ansiada muerte.
Me sentía satisfecho y hoy durante el trabajo estuve pensando en repetirlo una vez más. Y otra. Y las veces que fuera necesario hasta sentirme pleno.


El segundo chico bonito que se dejó llevar por mis frases cliché fue menos fácil de manipular a la hora del sexo. Era inseguro y todo el tiempo quería tomarme las manos. Un chico que temía que esto fuese un sueño y alguien como yo se burlara o desapareciera de su vista. Era meloso, urgido de atención. Yo con gusto le correspondía sus abrazos pero frustraba cada vez más mis ganas de sangre. Estaba harto, entonces le convencí de cubrirse los ojos con la sábana. Yo estaba entre sus piernas penetrándole, sujetando sus pequeñas manos fuertemente con una mía para que me "sintiera" todo el tiempo. La otra buscaba a tientas el cuchillo que rápidamente saqué y dejé detrás mío cuando él cubrió su rostro. Era mi oportunidad.
Me incliné lo suficiente para besar sus labios y susurré que era demasiado bello para este mundo. Él sonrió emocionado y luego sus labios hicieron una mueca de dolor.
"Confía en mí" susurré dándole un mordisco a su labio inferior mientras el cuchillo iba abriendo la piel de su costado desde su estómago y de manera vertical hacia arriba hasta su pezón. Luego acaricié su ombligo con la punta de éste y me corrí dentro del condón. Él igual lo hizo, mezclando su semen con la sangre de color brillante que escurría y manchaba hacia las sábanas. Trató de zafarse del agarre pero yo era más fuerte y se lo impedí. Entonces me las arreglé para clavar el cuchillo por donde su yugular, cortando su fina piel y su respiración se aceleró al mil. Esa nueva e improvisada fuente de sangre manchaba las almohadas ya y nuevamente estaba excitado. El chico estaba en shock como para gritar por auxilio y lo agradecía bastante porque no dejaría que siguiera dibujando cortes en su abdomen, sus piernas. Esa tersa y blanca piel siendo manchada de rojo brillante era mi nueva obra de arte.
Su respiración se fue pausando y supe que era momento de decirle el último adiós, besé una vez más sus labios, lamí su mejilla y mordisqueé luego el lóbulo de su oreja para después retirar la almohada que facilitó mi trabajo. Tenía los ojos cansados, perdidos, sin ese brillo de vida. No se molestó en devolverme la mirada, solo veía hacia el más allá.
Suspiré saliendo de su interior finalmente y me levanté de la cama, concentrado en buscar la solución a este nuevo evento.

¿Dónde lo escondería? ¿Sería bueno ir donde la primera vez?

Insane. [GuapoDuo] SUSPENDIDAWhere stories live. Discover now