Mi nombre era Alexander, fui un soldado de la resistencia en mi nación pero todos fuimos traicionados... Ahora he cruzado a través del umbral de la muerte con un nuevo y terrible poder.
Nada ni nadie se interpondrá en mis ambiciones, no existe luz q...
Una iris sin párpados desde el torreón de hierro negro mientras sus llamas iluminaba todo y a todos como si buscara desentrañar todos los secretos y miedos del mundo. Mi nombre es Melkor Sauron, desde ahora me pertenecen. Imitando su misma presentación el nuevo ejército de Sauron llegó en olas de llamas impactando en el centro de la ciudad, Asgardianos no muertos, espectros convertidos por el anillo y espectros alados, elfos oscuros, su nueva y mejorada general Krastina junto a su mano derecha Vrachos, y su trofeo personal. Hela, la primogénito de Odín que era arrastrada por los suelos sujeta de su cabeza
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Muy bien, haz los honores. Krastina susurro a Vrachos, este levanto su espada al aire encendiendo su arma al instante
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¡¡Marchen!! Krastina grito a su ejército manchando por la ciudad, el pueblo entero yacía arrodillado ante el señor oscuro y sus soldados. El grito del Balrog aterro a todos en el lugar sudando a mares, pero así como apareció, este se fue al volcán batiendo sus alas gigantescas entrando por el crater de la misma. Los soldados Asgardianos junto con su pueblo obedecían sin poder oponerse, sintiéndose perdidos y sin rumbo fijo. Sauron caminaba por las calles, observando las calles, los edificios, todo había cambiado desde su partida. Miro de reojo a su sonriente general la cual solo intercambiando miradas con el, asintiendo suavemente con la cabeza. Tenemos mucho trabajo que hacer, necesitaré el informe de nuestro ejército, los territorios bajo nuestro dominio, también... Orden tras orden Krastina escuchaba atentamente. Mientras por el lado de Vrachos y Celer... ¿Desde cuándo puedes hacer eso? Se refirió un cojeante Celer a la espada de Vrachos. Desde ahora. Respondió comicamente en medio del tenso momento, ganándose ambos una mirada fría de la general. Silencio. Ordenó con severa voz sujetando el mango de su espada.
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