Véndeme esta pluma

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Hoy es uno de los días más felices de mi vida. Me encuentro en la casa de mis sueños y tengo 20 millones de pesos en el banco. Ahora les contaré cómo llegué aquí... Sobre todo, trataré de ser sintético porque de verdad fue un pedote.

         Comenzó como toda buena historia comienza; con drogas, ¡muchas drogas! Pero descuiden yo no las consumía, soy todo menos tonto. En aquella época, hace un par de años, necesitaba pagar mis estudios universitarios así que decidí ayudar al negocio "familiar", aunque curiosamente soy adoptado.

         Comencé vendiendo mariguana a los niños bonitos de la escuela privada que se encontraba a unos minutos del campus universitario en el que solía estudiar, todos amaban el producto que mi primo y yo conseguimos semana con semana. Era un buen negocio, todos ganábamos, nadie salía herido pues las plantaciones eran autogestivas, una gran forma de pasarse al SAT por los huevos.

          El problema, como todos los problemas de la humanidad, nació de la avaricia, el deseo y la codicia. Ya tenía una base económica para sobrevivir tranquilamente los años de mi licenciatura; llevaba un buen promedio, comía tres o cuatro veces al día, iba al gimnasio y salía de fiesta con algunos clientes y amigos.

          Una de las niñas ricas de la escuela en donde comenzó el negocio se declaró locamente enamorada de mí, su nombre era Leonora. En cada fiesta a la que iba mi compañía era Leonora, decía que deseaba pasar su vida conmigo, que le gustaba como pensaba y la vida que llevaba, sinceramente nunca entendí su amor por mí, pues tengo la educación emocional de una piedra y el tacto de un gato mojado, pero ella decía que era el mejor sujeto con el que se había cruzado. Ahora que lo pienso, eso deja muy jodido al promedio nacional de vatos, en fin.

         Me encariñe un poco con ella, le encantaba salir a lugares caros y viajar a pueblos mágicos como a todos los whitexicans y en mi estulticia yo buscaba responder todos sus caprichos. A causa de eso y de querer emular su estatus social, decidí comenzar a vender drogas duras. Me sorprende la cantidad de gente que consume esas mierdas, de todos los segmentos sociales y de todas las categorías morales; les vendía cocaína a médicos de la zona de hospitales, les vendía metanfetamina a doctores de la facultad de derecho, había padres de la santa iglesia que me rogaban por hongos y qué decir de la horda de Godínez que consumían tachas para rendir en sus asquerosos trabajos. El negocio iba muy bien, vendía suficiente para pagar lujitos, pero no tanto como para representar una amenaza a los carteles locales, así que ellos me trataban relativamente bien.

         Como dije, la codicia comenzó a empujar todo a la chingada cuando Leonora quiso presentarme a su familia; tenía un hermano menor que me admiraba, un padre amante de la lastimera literatura de Kiyosaki que, sin duda, sabia producir dinero en cantidades estúpidas y una madre que... era muy especial. En efecto Leonora era hermosa pero su madre era Venus en la tierra, una mujer ya entrada en años pero que se cuidaba mucho, llena de amor propio y de amabilidad para las personas que le rodeaban. Me enamore muy pronto de la señora Limantour, a esto me refiero con la codicia.

         Al parecer les di buena espina a todos los miembros de la familia pues rápidamente comenzaron a invitarme a todas las reuniones, viajes y planes que su vida les daba para ejecutar. El señor Limantour siempre insistió en charlar conmigo de negocios, supongo que intentaba empatizar conmigo y buscaba subsanar los detalles que en mi le eran ingratos (Desde que tengo memoria he buscado ser un tipo lleno de tatuajes y creo que lo voy logrando, aunque eso signifique incomodar la vista de aquellos conservadores de clase alta). En aquellas charlas de negocios el señor siempre hacia la misma treta pedorra de "Muy bien hijo, quiero que me vendas esta pluma", la cual siempre me pareció irritante y trate de ignorar con el tiempo hasta que un día de vacaciones en la playa, esa actitud me cansó y paré en seco su interacción al responderle: "Mire caballero, puede llevarse esta pluma de dos formas; la primera es pagando por ella y disfrutando su calidad o la segunda es que se la lleve clavada en el ojo, usted es libre de decidir", acompañe la frase con una carcajada y el hombre palideció mientras reía nerviosamente , lo bello de esto es que su esposa rio con alegría al ver que su marido reculó de la interacción.

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⏰ पिछला अद्यतन: Sep 25, 2023 ⏰

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