A esta altura sospechaba que el podría confesarme que en realidad se había convertido en un asesino serial y a mí no me importaría. Le preguntaría si necesitaba ayudaba a ocultar las evidencias. Porque, si el me aceptaba, si él me quería junto a él, yo aceptaría todo.

Porque quería esto con demasiada fuerza que dolía. Quería ocupar ese cepillo de dientes, quería despertarlo y que desayunáramos juntos. Ir con Nelly a aprender a escondidas cual era aquella ciencia oculta de cocinar y sorprender a Axel con algo que no se esperaría.

Quería una vida normal. Días tranquilos junto a él, comenzar con él y darle la bienvenida a la noche bajo un mismo techo, donde nuestro mayor conflicto fuera decidir que cenar.

Y dolía por que nunca había tenido aquello. Dolía porque sabía lo frágil que era aquel sueño por más simple que pudiese parecer.

Me aferre a él, sintiendo su perfume y loción envolverme. Escuché el corazón de Axel retumbar contra mi oído y me oculté en su pecho, creyéndole cuando el decía que me protegería.

Él levantó mis piernas y las acomodó sobre su regazo. Sentada sobre él, pude mirarlo por completo. La sombra de la duda escondida detrás de sus ojos, quizás preguntándose si ha dado un paso en falso que amenaza con hacerme correr en dirección contraria.

Apoye mis manos en sus hombros.

— ¿Es un sí, Tess? —sus dedos se deslizan entre mi cabello y apoya su mano en mi nuca. Estamos tan cerca, que me puedo ver reflejada en sus pupilas oscuras. Su aliento roza mi rostro con cada palabra. — ¿Te quedas conmigo?

—Me quedo contigo, Axel. —afirmé. Durase lo que durase, me quedaría con él hasta el final me prometí.

Me regaló la sonrisa más hermosa que pude haber visto jamás, capaz de iluminar estancias enteras y lo suficientemente brillante para apartar cualquier sombra de duda de mi alma.

Ese, decidí, era mi nuevo lugar favorito. Entre sus brazos y con el sonriéndome.

Si era necesario, haría lo impensable para mantener esa sonrisa.

Se inclinó para besarme y por ese instante siento que no hay fuerza en la naturaleza ni persona sobre esta tierra capaz de separarnos. Nos hemos vuelto a encontrar, nos hemos vuelto a elegir y esta vez estábamos haciendo las cosas bien. Porque todo se sentía bien, encajando en su lugar.

El beso se profundiza y siento la fuerza que nos atrae a ambos y somos arrastrado a esa nueva necesidad que hemos descubierto juntos. Siento el deseo despertar mi cuerpo y ya no hay vuelta atrás. Rodeo su cuello con los brazos y lo atraigo hacia mí, mis dedos enredándose en la suavidad de su cabello. El se inclina hacia atrás en la cama y se deja caer sobre el colchón, llevándonos a ambos. Sus manos firmes recorren mi cintura y el calor me quema a través de la ropa.

Axel me mira desde abajo, levanta una ceja rubia. Veo un brillo malicioso en el marrón de sus ojos que se han oscurecido al dilatarse su pupila.

—Quiero que conste. —dice, tomando una pequeña pausa antes de besarme otra vez. —No te he traído a nuestra cama con engaños ni nada. He sido sincero...

Nuestra cama.

Esa combinación de palabras es suficiente para desarmarme y volverme a ensamblar. Una nueva urgencia toma control y mi juicio se apaga por completo. Me entrego a la parte más primitiva de mi alma y solo quiero a Axel. Lo deseo tanto que duele.

Y el tiempo se vuelve apenas una sugerencia.

Dejo mi mano apoyada sobre su pecho, la palma abierta sobre su corazón.

Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora