Capítulo 21

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Un tiempo después de la charla que tuve con Alissa, tal vez un mes más tarde, Sarita volvió de su extraño viaje. Por suerte a ella se le ocurrió visitarme a mí primero y por aún más suerte me encontraba en casa y no en la de Noah. Cuando tocó a mi puerta llevaba un vestido blanco y rojo, al estilo como pirata —obviamente no llevaba un pañuelo en la cabeza o un parche en el ojo— y unas botas negras. Llevaba el cabello atado en una coleta alta con dos mechones cayendo en picada.

La invité a pasar para compartir un poco de tiempo juntas. Cada una se sentó en una de las butacas de mi espaciosa sala de estar.

—Sara, ¿hay algo que yo deba saber? —pregunté con firmeza.

La sonrisa de la camarera desapareció de golpe.

—No sé a qué te refieres —planteó la chica. Sentí el miedo en su voz.

—Por favor. Vino un hombre muy extraño a mi casa preguntando por tí, dijo su nombre: Erick —expresé. Ella mostró una disimulada cara de horror.

—Lo conocí a los catorce años. Fue mi primer novio. Al principio era el chico más amable y amoroso que pude conocer en mi vida, pero luego él... Él se obsesionó conmigo de tal manera que... —su voz se quebró. Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas—... No me dejaba salir de casa y a veces me dejaba atada a la cama. Me obligaba a acostarme con él. Pero... Pero un día mató delante de mí a mis padres y a mí hermano. Mató a... A mi familia. Con diecinueve años y yo tenía diecisiete en aquel entonces. Un tiempo después él se descuidó y logré escaparme...

A medida que hablaba mi rostro se volvió una mezcla de estupefacción y horror. ¿Cómo alguien es capaz de hacerle eso a otra persona? Ella lloraba. Me acerqué a Sara. Sequé sus lágrimas y la abracé. Me rompe el corazón ver llorar a mis seres queridos.

—... Él nunca me golpeó, pero me hizo mucho daño —completó la chica.

Intentaba calmarla. Es mi culpa por recordárselo.

—Lo siento, yo no lo sabía —me disculpé, aún abrazándola.

***

Me enteré de que Nicole Pritz y Leo habían roto el compromiso luego de que yo soltara toda la sopa. El plan Lara se pone en marcha otra vez.

Por fiiin. Ya me aburría.

Yo igual, esos dos tienen que estar juntos sí o sí.

Mi amable cuñado invitó a toda la pandilla con todos los gastos pagos a una isla privada solo para ricos. Ahí pondría en marcha el plan estratégico para unir a dos almas gemelas. Sé que no debería forzar las cosas pero solo doy pequeños empujoncitos. Incluso Dag ayuda en eso. Por ejemplo hace unos días empujó a nuestra querida Sara y ella cayó encima de nuestro querido Leo, además sus labios se unieron durante la caída. Ellos se quedaron inmóviles durante unos segundos hasta que reaccionaron y se pusieron de pié.

Un clásico del romance.

Uno que nunca falla.

Vale, ahora vamos a la actualidad. Sara, Alissa y yo acostadas en unas tumbonas. Las tres teníamos bikinis puestos. La castaña tenía puesto uno rojo y sensual. El de la morena era negro y motivador. El mío era azul y pues, simple. Las tres nos veíamos simplemente geniales y hermosas como Afrodita.

Tres chicos llegaron a nuestros lugares. Leo, Noah y Derek. Este último es un amigo de los hermanos LeBern desde la infancia. Y digamos que le agradó más de lo que debería a la queridísima Alissa. El mensajero de la familia llevó una bebida alcohólica y refrescante a su chica. Mi novio me trajo una a mí. Y el tal Derek hizo lo mismo con Alissa.

TRILOGÍA: AMOR ALQUILADO✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora