3. Que pesan más los daños

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La idea de volver a Danpung le generaba un sabor agridulce a Chanyeol. Él tenía rencor en su corazón para sus padres porque ellos lo abandonaron en el momento más difícil de su vida; su parte adulta podía entender que ellos sufrían la pérdida de su hermana, pero él era apenas un adolescente de trece años lleno de culpa y miedos, era demasiada tristeza y dolor para cargar a tan temprana edad, se suponía que ellos debían cuidarlo, aun así, lo enviaron lejos y jamás lo fueron a visitar.

Otra parte de él estaba convencida de que su padre lo culpaba por la muerte de Yoora, después de ese incidente, Junmyeon apenas y lo volteaba a mirar, tampoco le hablaba, era como si no soportara su presencia y, en ese momento, él se había convencido de que el alfa hubiera preferido que fuera él y no su preciosa y mimada hijita quien se fuera ese día.

Siendo aún muy joven, Chanyeol se obligó a sí mismo a endurecerse, él no quería seguir siendo ese niño llorón que llegó a vivir con sus tíos. Tao era exageradamente cariñoso y comprensivo con él, jamás lo regañaba ni cuando se portaba mal, siempre venía, lo acariciaba, le peinaba el cabello con los dedos y le decía que todo iba a estar bien, que él era amado y que, aunque fuera un omega, no iba a permitir que nada malo le sucediera jamás. Bromeaba sobre patear traseros de alfas y su habilidad en el kung-fu.

Cuánto hubiera querido Chanyeol escuchar esas palabras de su madre. Antes de que todo sucediera, Yixing era bueno con él, pero siempre le estaba diciendo que tenía que darle buen ejemplo a sus hermanos, que tenía que cuidarlos y como sus padres siempre estaba ocupado en mil cosas de la manada, él realmente no había sido mimado, al menos no de la forma en que lo hacía el otro omega. Tao lo conocía demasiado, una mirada y ya sabría si estaba bien o mal, si algo le molestaba o si necesitaba alguna cosa, lo que fuera.

Y Kris, bueno, él fue un extraño padre, junto con Tao solían bromear acerca de que el verdadero niño de la casa era Kris y, a veces, hacia berrinches porque Chanyeol le robaba la atención de su omega. Pero a pesar de eso, siempre estuvo allí para él, como padre protector y como amigo. Le explicaba todo, lo guiaba, lo aconsejaba, incluso le enseñó a conquistar omegas, a escondidas de su esposo, claro; lo ayudó con su primer celo y le conseguía compañía adecuada en esos días desastrosos. De verdad quería mucho a sus tíos.

Si Chanyeol debía ser sincero, de su antigua manada solo extrañaba a sus amigos y a Sehun. No lo culpaba por el abandono, él era apenas un niño que nada podía hacer y, al crecer, seguía bajo el dominio de su padre que a la vez era su Alfa Jefe, Sehun no podría salir de la aldea sin su permiso por más que quisiera y por eso justificaba el que no lo haya visitado en esos diez años.

Ahora, saber que Sehun se iba a enlazar con su otra persona favorita en el mundo también era una sensación agridulce. Chanyeol siempre quiso a Baekhyun más que a sus otros amigos y, antes de tener que abandonar la aldea, creía estar enamorado de ese bonito omega. Era ese amor inocente e infantil de la niñez, lo más que habían experimentado fueron unos cuantos besos suaves y torpes. Pero saber que Baekhyun tendría a su lado a un alfa bueno y fuerte, como seguramente era Sehun, y que además los dos estaban muy enamorados, le daba tranquilidad. Eso fue lo que siempre deseó para él, que fuera feliz.

Su propia felicidad era algo a lo que ya no aspiraba, nadie lo entendía, nadie podía comprender el suplicio que su condición significaba. Él no podía ni siquiera disfrutar la comida, los sabores a veces se perdían y todo se sentía como comer cartón. Su raza se reconocía por el olor, percibir las feromonas les permitía saber la clase de otro lobo, si pertenecía a su manada o no, incluso el humor, si representaban una amenaza o no y él no era capaz de identificar nada, absolutamente nada.

Incluso el sexo era insatisfactorio, una gran medida de la excitación de un alfa venía del olor de su compañero, del olor natural que provocaba la primera atracción y del olor de su excitación que hacía que el alfa se activara y diera un pleno rendimiento. Los lobos eran una especie muy sexual y él, gracias a su juventud y vigor, siempre había podido cumplir muy bien, pero en cada oportunidad le faltaba algo, esa pieza que nunca podría tener.

🔥Un Alfa Inútil🔥 [Trilogía Alfa - Libro 1]Where stories live. Discover now