Cap II

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Si tan malo fue...

¿Por qué lo estaba tratando así?

¿Realmente lo odiaba?

Si tan solo las cosas hubieran sido distintas...

¿Algo habría cambiado realmente?

Soñar no cuesta nada...

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Vale, no tenía ni puta idea de cuanto tiempo había pasado dormido; esperaba que todo hubiese sido un mal sueño, y que al despertar estuviera en su propia cama con las estúpidas personas molestandolo a cada rato...

Pero claro, el dolor en el trasero fue lo que le hizo descartar esa idea...

Eso y el hecho de que estuviera en una habitación completamente desconocida, desnudo y adolorido, lo primero que hizo fue revisar su cuello y tal como imaginaba, ese estúpido aparato seguía ahi; lo segundo que hizo fue levantarse de la cama, aunque en cuanto lo hizo, un dolor agudo le recorrió desde la espalda hasta las caderas. Fue entonces cuando recordó todo lo que había pasado anteriormente, se maldijo en sus adentros por ser tan débil e inútil que no pudo evitar apretar los puños y los dientes muerto de rabia; pero todo pensamiento fue eliminado cuan⁸do escuchó la puerta del cuarto abrirse, por instinto se sentó en la cama y se cubrió con la sábana blanca que había ahí, lo último que quería era que el inútil de Deku entrara y le hiciera algo, más de lo que ya le había hecho. Pero no fue así, en cambio su expresión fue por un momento de confusión al ver a alguien más, un hombre de edad aparentemente , cabello negro peinado hacia atrás.

—Tal como dijo Midoriya...—murmuró en voz baja, pero luego sacudió la cabeza y en un tono más alto empezó a hablar — joven Bakugo, veo que ya está despierto.

Volvió a fruncir el ceño en cuanto lo escuchó hablar, ¿que había dicho el estúpido de Deku?

—¿Quien eres? —dijo molesto.

—Disculpe las molestias pero el señor Midoriya me encargó que en cuanto despertara le diera esto —dijo extendiendo algo de ropa doblada, se adentró a la habitación  y la dejó en la mesita de noche al lado de la cama —el señor dijo que lo espera en el comedor para desayunar.

Señor, ¿desde cuando lo llamaban señor?, ¿o que había hecho para que lo llamaran así? Quería decirle que se fuera al diablo y que se negaba a salir de ahí, pero el hombre salió de la habitación rápidamente, dejándolo solo, en cuanto pudo se levantó y agarró la ropa, lo reviso y se dio cuenta de que era una playera negra sin mangas y un pantalón de algodón color negro, y por obvias razones, un boxer, bueno, al menos era algo decente que lo cubría y no como aquella falda; todo estaba limpio, se lo puso y de inmediato se dio cuenta de que era de su misma talla, pues le venía como un guante, tal vez solo era una coincidencia. Así que al terminar se quedó pensando en alguna manera de escapar, observó la habitación y la recorrió buscando una forma de salir; lo primero que notó era que esa habitación era bastante grande, pero no tenía ni una ventana, solo un conducto de ventilación pero no podía entrar allí, la cama y las sábanas eran increíblemente cómodas y los muebles se veían nuevos y caros, ¿Como mierda había pagado todo eso?

Solo había una puerta y al poner una oreja pudo escuchar la misma voz del hombre.

—Joven Bakugo, ¿ya ha terminado de vestirse?

Vendido a un Pervertido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora