En un día en el que reinaba la soledad, la desolación y el frío en el bosque, el pequeño Feltorn dormía plácidamente en su hogar. Sin embargo, un estruendoso ruido lo despertó de golpe y, desesperadamente, comenzó a buscar por todos lados en su casa. Desafortunadamente, no logré encontrar nada. Con valentía, decidió salir de su hogar y comenzó a caminar por el frondoso y húmedo bosque que lo rodeaba.
Después de buscar durante aproximadamente 15 minutos, se encontró con un hombre espantosamente pálido, casi como la leche. Además, estaba extremadamente delgado, como los perros callejeros, y tenía dedos largos y flacos. Sus ojos eran de un color vino intenso. Era, sin lugar a dudas, el hombre más horroroso que había visto en toda su vida.
Al ver al espantoso hombre, Feltorn se asustó y retrocedió unos pasos, luego le preguntó:
- ¿Quién eres? -gritó, aterrado y confundido. Sin embargo, el hombre no respondió.
Feltorn volvió a preguntar, aún más confundido y, en este punto, horrorizado y furioso:
- ¿Quién eres? - pero el hombre no respondió.
Después de unos minutos, Feltorn regresó corriendo hacia su hogar y cerró la puerta con seguro.
Después de cerrar la puerta, Feltorn se quedó sentado detrás de la puerta, tal vez para reforzar la protección. Ni siquiera sabía qué estaba haciendo. Después de unos 5 minutos, comenzó a escuchar y sentir golpes y empujones en la puerta.
Mientras sentía los golpes en su puerta, Feltorn fue cuidadosamente a cerrar todas las ventanas con seguro y colocó un mueble detrás de la puerta.
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