"Fanática"

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Imaginemos por segunda vez...


Llevé mi mano hacia mi frente y sentí su mano en mi cintura.


— Vamos, tengo tres minutos — Rio —.


— Puedes dejarme, soy mala compañía — Me miró a los ojos y cerré los míos. Me sentía vulnerable ante aquel color tan claro que provocaba la luz, intimidante y perverso —.


— Necesito que traigas café — Ordenó al hombre que estaba apunto de entrar a la camioneta — Ahora —.


— Eres el jefe — Reí como si me hubieran contado el mejor chiste —.


— Dos minutos — Abrió la puerta y me hizo entrar —. ¿Agua?


Tomé la botella y la abrí sin dejar de reír. Bebí un sorbo o tal vez cinco antes de tirarme unas gotas encima del cuerpo. Él me miró unos segundos y luego su vista fue a la ventana. Abrió la puerta y bajo dejándome mojada (en todos los sentidos) y avergonzada dentro de una camioneta que valía más que mi casa probablemente, o no, así era.


— ¿Debo salir, no? — Miré al hombre con las manos en el volante. Estaba nervioso —. ¿Sucede algo?


— No sé donde conseguiré cafe — Río nervioso — No se mueva, él no ha dado indicaciones.


— ¿Indicaciones? ¡Estoy borracha y a pocos pasos de encontrar a mis amigos! — Grité divertida —. No necesito el café, su trabajo esta asegurado.


Abrí la puerta y comencé a caminar lo más rápido que podía aunque sentía estar caminando como tortuga. La música ya casi sonaba frente a mí y vi a la gran multitud frente a mí. Sonreí como una estúpida y corrí con desesperación. Mataría a mis amigos por lo que me han dado para beber, me sentía drogada o lo estaba.


— ¿Vas a algún lado? — Estaba parado justo frente a mí con un micrófono en la mano y con una ropa demasiada sexy. ¿Que me había preguntado? —.


— A escucharte cantar, vamos, es tu turno — Un hombre con barba apareció detrás y gritó su nombre dándome una mirada confusa — Suerte Justin.


Corrió con el hombre barbudo, ¿desde cuando ponía nombres infantiles?, desde ahora y no miro hacia atrás. No debería hacerlo pero al menos esperaba una mirada divertida por mi actitud, supe que estaba furioso y camine siguiendo su paso. La música estallo en mis oídos y cerré los ojos.

Tomé consciencia de que estaba justo alado del escenario y él estaba bailando.

De un paso a otro y tiró el micrófono deleitando a la gente con ganas de más y entonces la música estallo y su voz invadió completamente mi cuerpo. Bailaba rodeada de personas con la atención enfocada en él y no me importó, me fascino.


— ¿Qué eres de Justin? — Noté que el hombre barbudo estaba a mi lado y suspiré furiosa —.


— Naaaadaaaaaa — Grité —.


— ¿Entonces porque me ha dicho que no deje que te vayas? — Frunció su ceño —. ¿Eres una chica que mantiene en secreto?


— Mejor disfrutemos del chico — Aplaudí como loca frente al hombre barbudo y lo ignoré —.


— Tu café y unas aspirinas — Lo miré fijamente y negué con la cabeza — No intentamos drogarte, sé el dolor de tu cabeza.


— Son pocas las veces en que los hombres tienen la razón, es un cumplido, no te lo tomes a mal — Bebí el café como si se tratase de Champagne y leí de que aspirinas se trataban antes de tragarlas —.


Su voz se apagó y todo había terminado. Lo vi bajar las escaleras con desesperación y una mujer le tendió una toalla junto a un agua. Así era su vida entonces, lleno de sirvientes. El hombre barbudo camino hacia él y le susurro algo sobre mí porque inmediatamente giró a mirarme y fingí mirar el escenario, vacío, pero aún sonaba música ya poco interesante para mí pero él no lo sabría.


— Me gustan las fanáticas obsesivas — Sonrío y bebió su agua —. Y también cuando se ven tan sexys con la ropa mojada.

Casualidades | {Imagina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora