Capítulo 8

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Wooyoung había decidido visitar y quedarse solo por un par de horas, a sus dos mejores amigos, en su departamento, un domingo al mediodía.

Pero entre charlas van; risas vienen; hablando de la vida en general; del trabajo; los estudios; o como Wooyoung se hirió "accidentalmente" en el restaurante, y como tuvieron que ponerle unos tres puntos de sutura. Incluso les conto, como lo habían obligado a hacerse una tomografía computada, porque el doctor que lo había atendido, estaba completamente empecinado que se hiciera una, para descartar daño cerebral.

Daño cerebral, había dicho el tontín. Exagerado.

Obviamente que omitió olímpicamente quien había sido ese doctor.

Y así fue como, ese par de horas, se convirtieron en siete horas, y persuadido tanto por San, como por Yeosang, decidió quedarse a comer.

_ ¡Pizza! _ Gritaron los tres al mismo tiempo, haciéndolos reír y llenando la habitación de felicidad.

Estaba claro para los tres que compartían una solo neurona.

San fue en busca de su celular en el living, dejando solos en la cocina, tanto a Yeosang como a Wooyoung, mientras llamaba al local de pizza de confianza. El par por su parte, fue colocando los platos con los cubiertos, y los vasos para la gaseosa, sobre la isla. Solo eran ellos, tres no necesitaban un gran espacio.

_ Seremos unos salvajes, pero la finura hay que tenerla, siempre _, se burla Wooyoung al ver la vajilla, como si fuesen a comer carne o pastas.

_ Obvio. Mancharme los dedos _, Yeosang hace un exagerado mohín con la nariz y la boca _. Asco.

Ambos vuelven a reír alegremente.

_ ¿De qué se ríen? _ Pregunta un San entrando a la cocina, mirando exclusivamente a Yeosang, con una sonrisa suave, y ojos brillantes en su rostro, mientras se acercaba a él hasta quedar a tan solo un pasito de distancia.

_ De ti, y lo poco higiénico que eres al comer. Por eso decidimos colocar platos y cubiertos, Sani," dice Wooyoung conteniendo el impulso de carcajearse hasta perder el aire de los pulmones, al ver como el rostro de San se iba distorsionando a una especie de shock, a uno de vergüenza, y finalmente a ofendido, cuando se da cuenta que Wooyoung le está tomando el pelo.

_ Aish, Woo, eso no es cierto _, se queja estirando el brazo para golpear suavemente el hombro de su amigo.

Yeosang no hace más que reírse de la escena, logrando que la postura de San se relaje, y casi el orgullo por hacerlo feliz, salga a oleadas de su cuerpo, volviéndolo a mirar con ojos suaves y brillosos.

Ojos llenos de amor, piensa Wooyoung. Y debería sentir alergia, o algo por el estilo, pero realmente no. Se alegraba enormemente, profundamente, que sus dos mejores amigos, hermanos del alma, se tengan mutuamente, y se amen.

Aunque no lo habían dicho oficialmente, ya sea porque, o todavía no se sentían seguros, o simplemente porque todavía no habían llegado hasta allí. Sea cual fuese la opción, él iba a esperar. Los demás solo tenían una sospecha leve, pero Wooyoung pasaba mucho más tiempo con ellos, así que lo sabía con certeza.

Dando la vuelta a la isla y dirigiéndose a la heladera, Yeosang la abre, y frunciendo el ceño, vuelva a cerrarla, y se la vuelta para ver a los dos chicos.

_ ¿San-ah?

_ ¿Mmh? _ Exclama mirando a Yeosang.

_ Dime que pediste algo para tomar.

_ Claro _, dice con una enorme sonrisa.

_ Bien, porque, por algún motivo no quedo nada. Y no quiero darle a Wooyoung del grifo _, dice sumamente serio.

Derribando murosWhere stories live. Discover now