eclipse de sangre La Princesa Prometida [Libro II ]

capitulo 8

Lo sigo fijamente con la vista sin perderme ningún detalle, prestando atención a sus palabras y a lo inédito de la situación

—para ser la princesa que liberará su reino de la oscuridad eres demasiado tonta —dice burlándose —¿Por qué no te has quitado ese pedazo de lata?

—si lo hago moriré. —respondo en voz baja y temblorosa

—¡Que idiota eres! —dice riendose— ¡Eres un vampiro no puedes morir almenos que te arranquen la cabeza o el corazón

Recuerdo lo que dijo federik esa noche en mi habitación y por un momento todo parece coincidir

—¿Que esperas? Muerta no me sirves niña —suelta con apatía

Tomo el valor y agarro la punta del objeto sacando lentamente de mi pero desisto pronto ante el dolor y las punzadas que esté me causa 

—¡Que ramera tan estúpida! —se burla— te haré el favor solo por qué tú sangre alborota a mis demonios enjaulados y no quiero que amanezcas destrozada, me sirves entera.

Sin verlo venir el hombre llega a mi lado con una velocidad abismal sacando el trozo de lata de mis costillas haciendome gritar ante el dolor

—bien, esto servirá. Ahora sí me disculpas debo irme no me gusta ver a gente débil frente a mi. Me causan asco

—¡Si muero es por tu culpa! —lo acusó al ver mi sangre saliendo sin control

—solo si mi nombre si necesitas que te habrán otro agujero alana —se burla

—¿Tu nombre? —frunzo el seño— ¿Tienes un nombre?

—claro, hasta los animales más pequeños tienen uno. Pero no lo sabes por qué has vivido como una humana inservible —se acerca a mi y levanta mi rostro con su mano para mirarme  a los ojos...  mi ojos se encuentran con los suyos  y puedo ver la oscuridad y la tormenta en ellos

—soy lucifer, dueño del infierno.

Una sensación extraña queda en mi cuando sale de la habitación traspasando la pared dejándome sola de nuevo con más preguntas que antes, mis lágrimas salen en silencio pero curiosamente no le tengo miedo a el solo estoy abrumada de la situación y del lugar donde me encuentro.

Llevo mi vista hacia la herida y me asombro al ver que está se está cerrando sin dejar ninguna cicatriz, paso la yema de mis dedos por las orillas observando cuidadosamente como está se cierra

—¡Es cierto! —afirmo para mí misma— ¡Federik tenía razón!

A partir de ese momento los recuerdos de mi infancia llegan a mi como una cinta de película a toda velocidad, momentos tras momentos, con mis padres, la escuela, diana y todos esos recuerdos en los que hace unos minutos no tenía idea que existían ¿Podrá ser posible?

Derrepente recuerdo haber visto unos ojos verdes oliva observandome en una oscura noche de nieve, estos me miraban con alegría y tristeza a la misma vez. Un beso cálido se siente en mi frente teniendo la misma sensación de ese beso que obtuve de parte de esos ojos que tanto me miraban con amor.

Algo dentro de mi me dice que acepte mi naturaleza, siento como un fuego naciendo en mi estómago pidiendo permiso para expandirse por todo mi cuerpo, una corriente recorre todo mi ser cuando cierro los ojos y me dejó llevar por este sentimiento. Tengo miedo pero lo que pide ser liberado es más fuerte que yo trayendome recuerdos y momentos vividos incluso desde antes de nacer

—¡Soy una princesa! —digo mientras Miles de imágenes pasan por mi cabeza como un relámpago de emociones

Las lágrimas empiezan a caer libremente y tiemblo descontroladamente por un impulso que aún no logro identificar.

—que divertido... nunca he visto llorar a nadie, bueno exepto a las almas perdidas que caen en el fuego —dice un hombre frente a mi

Yo volteo hacia el bruscamente, no me había percatado de que alguien más había entrado

—¿Quien eres? —le pregunto. A diferencia del otro este solo tiene cuernos y su aspecto es mucho más humano pero tenebroso

El camina a mi alrededor acechando tal cual como lo hizo el primero y de nuevo. Sin perderlo de vista lo sigo con la mirada, está vez no dejaré pasar mi oportunidad y seré valiente, sabré dónde estoy y que es lo que quieren conmigo.