𖦹Eʟ ᴀʀɢᴇɴᴛɪɴᴏ ᴅᴇ 𝐥𝐚𝐬 𝐍𝐞𝐯𝐚𝐝𝐚𝐬𖦹 ˢᵖʳᵉᵉⁿ ʸ ᵠᵘᵃᶜᵏⁱᵗʸ

-06-

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Ya habían pasado varios días desde que Spreen fue invitado al casino, y la verdad es que le estaba yendo muy bien. Quackity estaba contento de al fin haber encontrado un nuevo integrante que estuviera interesado en el casino y su ciudad.

Un día Quackity se da cuenta de que su nuevo ciudadano no contaba con el traje indicado. Se puso a pensar en la situación, ya que aunque el traje no fuera algo sumamente importante, era esencial para poder distinguir a un aliado. Además, desde su llegada, Spreen no se había puesto nueva ropa, siempre lo veía con su ropa rota y con las heridas, que por cierto, aún no habían sido curadas.

Preocupado por esto, Quackity pensó bien en una solución, de pronto recordó ese traje blanco y verde que estaba en la casa de Spreen, el que por algún tiempo le habría pertenecido a su antiguo amigo. Por ahora, esa parecía la única opción, de cualquier forma, Spreen necesitaba ya otra ropa y para crear una especialmente para él le iba a tomar tiempo.

Ese traje sería temporal hasta que Quackity terminara de crear un traje personalizado para él.

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Ya en la noche, Spreen había llegado a su casa, cansado, se tiró a su cama y cuando estuvo a punto de quedar dormido, alguien bajo.

- Oye, necesitamos hablar - se escuchó una voz.

- ¿Quién es?... ah, sos vos - dice Spreen para después levantarse de su cama.

- Escucha, no es por nada, pero desde que has llegado a la ciudad siempre vas con esa ropa toda rota, ni siquiera te tomaste el tiempo de curarte las heridas. -

Spreen solo suspiro ante lo dicho, para ser sincero, nunca le importo mucho sus heridas, durante la guerra estuvo más ocupado en joder a Reborn que en su propia salud, además, que en las explosiones que sufrió su ciudad, gran parte de sus cosas se destruyeron, entre esas su ropa.

- Y bueno, que quieres que haga, no tengo más ropa, es lo único que tengo. -

Ok, eso podría tener sentido para Quackity, pero aun así, no justificaba el hecho de que no haya sanado sus cicatrices, no sabe exactamente que le sucedió a Spreen en su otro mundo, pero si haya no tenía tiempo para sanarse, aquí si podía tranquilamente.

- ¿Y tus heridas? Hay algunas que aún siguen sangrando, ¿Por qué no te las has sanado? - Spreen ya se estaba hartando de la conversación, aunque en el fondo apreciaba un poco la preocupación de su compañero - ¿Por qué tantas preguntas? ¿Acaso importa? -

- La verdad sí, pareces un puto vagabundo. -

Spreen solo se tiró a su cama, era muy tarde para que Quackity viniera a hacerle preguntas estúpidas. Estaba muy cansado y lo único que quería hacer en ese momento era dormir.

- ¿Solo viniste para insultarme o vas a decir algo más? - preguntó Spreen.

Quackity sin responder, se dirigió al muro con la palanca y tiro de ella, provocando que el muro se abriera y a lo lejos se vieran los cofres con un maniquí al centro.