xviii. loss and acceptance

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—Solo un tonto te dejaría ir... y Bellamy será un idiota a veces, pero siempre serás su primera opción— asintió varias veces el terrícola— Tenéis que hablar, y no te sientas obligada a perdonarle tan rápido, pero no podéis dejaros de amar. Es imposible que eso suceda.

—Gracias, Letom.

—Ah y que sepas que tus aires de "¡Oh, soy la gran jusheda!" me gustan, da igual lo que diga Clarke— comentó con gracia el menor de los dos. Blair soltó una carcajada suave— Todo va a estar bien, te lo prometo.

Blair alzó la cabeza y siguió con la vista a Letom, que estaba rebuscando en los bolsillos de su traje. Cuando encontró el objeto, tomó la mano de Blair y abrió la palma de ésta para poder dejar ahí posada una espada bastante parecida a la suya (en realidad de Arloh). Jusheda frunció el ceño, pero aceptó el regalo y guardo su espada en el otro lado de su cinturón. Ahora al menos tenía dos. Pero no entendía el por qué Letom había tenido ese gesto con ella.

—Era la espada de Lexa— susurró con su voz debilitándose según hablaba— Creí que deberías tenerla.

El corazón de Blair dio un vuelco.

Letom cerró los ojos unos segundos para contener las lágrimas, pero no pudo. Y ahí mismo, abrazó sus rodillas para posteriormente comenzar a sollozar como un niño pequeño. Y es que, nadie se había preguntado por el hermano de la comandante. Sí, a Clarke o a Blair podría haberles afectado la muerte de Lexa, pero a Letom aún más. Era su hermano. Lexa le había criado. El terrestre era de todos los presentes en esa casa, el que tenía el alma más pura. Le daba igual su sufrimiento, y solo se preocupaba por el dolor que sentían todos los demás. Por suerte, Blair había tenido tiempo para pensar en él y en su situación. La arquera se pegó más al crío y le abrazó con todas sus fuerzas, acunándole un poco para que pudiese dejar de llorar. Letom tenía tan sólo quince años y había pasado ya por mucho.

—Blair— la llamó entre sollozos y Parker asintió, dándole permiso para hablar— No me dejes... por favor. Eres mi hermana.

—No lo haré— respondió la castaña, sintiendo un pinchazo en su pecho. Letom también era su hermano. El hermano que no pudo tener. O incluso más especial que él— Nada ni nadie va a poder hacerte daño, ¿vale? Somos familia.

—Vale, sí— murmuró, afianzando aún más el agarre entre ellos. Blair secó las lágrimas del joven con las mangas largas de su camiseta.— Gracias. Te quiero.

—Y yo— contestó en un hilo de voz Blair— ¿Estás bien? Y no te molestes en responderme que sí, porque ninguno de nosotros lo está, y mucho menos tú.

—No, no lo estoy— su respuesta tomó por sorpresa a la arquera, que alzó las cejas y se separó de él para poder escucharle mejor— Cómo ya sabrás, Lexa no era mi hermana de sangre. Mi familia murió a manos de Azgeda. Éramos de un pueblo pequeño perteneciente de triku, y el clan de hielo se las apañó para reducirlo a cenizas. Mi madre supo del ataque unas horas antes, así que escapó conmigo. Buscábamos un sitio para escondernos cuando el ejército de Azgeda llegó, y encontramos un pequeño agujero bajo un tronco donde sólo cabía yo. Mi madre... mi madre me dejó ahí y volvió a casa. No sé cuanto tiempo pasé ahí, pero pronto ví la luz del día. Pensé que Azgeda me habría encontrado, pero me equivocaba. Una adolescente y una mentora triku consiguieron levantar el tronco para sacarme de ahí.

—Lexa y Anya— pensó en voz alta Blair, ganándose un asentimiento por parte de Letom.

—Me llevaron a Polis y pude crecer ahí junto a Lexa— explicó— Con el paso de los años, noté como ella intentaba distanciarse. Nunca lo entendí, pero ahora que ella se ha ido, sé por qué lo hizo. Quería protegerme. La he estado culpando todo este tiempo y ni siquiera pude disculparme de ella por culpa del puto Pike.

𝐄𝐗𝐈𝐋𝐄, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚𝐦𝐲 𝐛𝐥𝐚𝐤𝐞 ³Where stories live. Discover now