Niño Problema

288 40 20
                                    

1922|Nathan Baynard

Enculé (que te den) — Gritó un chiquillo de 15 años hacia su pizarra, no podía importarle menos la historia "¿por qué debo aprenderla si ya pasó?" Era lo que pensaba él.

— Ey, Nathan —Giro a su izquierda para encontrarse con un compañero de su clase, Dominick, el chico ojiazul le hacía señas indicándose que salieran disimuladamente de la clase.

Nathan sonrió de medio lado y se escabulló entre las butacas junto a su amigo para poder salir de esa tortura.

— ¡Que idiotez! —Se quejaba el chico castaño — Prefiero arrancarme las orejas que seguir escuchando sobre cosas tan aburridas.

— Dejalo ya —Lo codeo Dominick y después lo arrastro detrás de un contenedor enorme de basura —Mira, se lo robe a mi papá ¿Sabes que es esto?

Pero claro que Nathan sabía lo que era, había visto a muchísimas personas en las fiestas del tío Cole probarlo, pero sus padres nunca tenían cigarrillos en casa.

— Seremos elegantes —Sonrio Nathan tratando de arrebatarle el pequeño rollo de tabaco, pero Dominick se lo impidió.

— Yo lo robé, yo lo pruebo primero.

Ambos chicos encendieron el cigarrillo con ayuda de algún artefacto poco interesante que Dominick también había sustraído de su padre y después ambos comenzaron a charlar.

— Esto es increíble —Decía Dominick expulsando el humo —Si ignoras que te arde la garganta como el infierno.

—Me lo imaginaba diferente —Nathan se encogió de hombros volviendo a tomar el cigarrillo.

—¿Y que te traes con Quincy? — Solto su amigo de pronto.

—¿Que hay con ella?

— ¡Por favor! La chica está loca por ti ¡No me digas que no piensas corresponderle? Amigo, literalmente es la chica más linda de todo el instituto.

Nathan aspiró el humo y luego lo soltó pensativo, no tenía interés alguno en relacionarse con el sexo opuesto, solo quería ser libre sin ataduras.

Había visto a los chicos de su clase comportarse como tontos por las chicas,  incluso podía ver como su propio padre comía de la palma de la mano de su madre, y él había jurado no permitir que una chica lo mangoneara a su gusto.

— Podrá ser la chica más linda del mundo y aun así estará años luz de mi alcance.

Dominick torció la boca y murmuró por lo bajo molesto — estupido egocéntrico, yo quisiera tener tu vida —pero Nathan si que lo escucho y se giro hacia él enojado.

— ¿Cómo me llamaste...?

No pudo acabar con su frase, un maestro pasó por allí justo para encontrar a los dos muchachos fumando, ambos se levantaron rápidamente y trataron de esconder el cigarrillo, pero era demasiado tarde.

— Se supone que tienen clase —Les reprochó el señor mirándolos negativamente.

— ¡Fue él! Robo un cigarrillo y me saco de clase ¡yo solo soy una víctima! — Se justifico Dominick apuntando con el dedo a Nathan y este al tener la prueba del delito entre sus dedos no pudo hacer más que soltar una palabrota.

— Nathan Baynard, acompañeme a la oficina del rector.

¡va te faire foutre! (Vete a la mierda) — Le grito a Dominick antes de que el maestro lo arrastrara hasta la oficina del rector.

|...|

___

Caminaba lentamente hacia la oficina del rector, era la cuarta vez esta semana que la escuela se quejaba de Nathan y no podía estar más que molesta por el comportamiento de mi hijo ¿desde cuándo había dejado de ser un niño bueno? No, todavía lo era, solo que estaba creciendo.

El Baile del Corazón | Nathan BaynardWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu