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POV LUZ.

Anoche lo había pasado muy bien con mis compañeros del trabajo pero, me había sabido mal no salir con mis amigos.
Sobre todo por haberme perdido la fiesta que se había montado mi tía. Aunque eso no era todo, Ainhoa estaba guapísima, no se que me pasaba que era inevitable pensar en lo bien que le sentaba todo lo que se ponía.

– Buenos días – hice acto de presencia en el salón.

Más de las doce del mediodía.

Marta estaba con un café en la mano y a punto de tragarse un parectamol.

– Lo serán para ti – gruñó como de costumbre cuando se pillaba las resacas descomunales iguales que esta.

– Aprende a beber y lo serán – me burlé y la oí quejarse a lo lejos.

Caminaba hacia la cocina a por un café.

No me esperaba encontrarme a Ainhoa, de espaldas, llevando solamente una camiseta corta y dejándose ver las bragas.

Le estaba mirando el culo de una forma descarada. ¿Y qué? Las amigas también se miran los culos, ¿no?

– Buenos días, Luz – se giró a saludarme.

Mis ojos encontraron los suyos rápidamente, me puse nerviosa.

¿Se habría dado cuenta de que le había estado mirando el culo?

– Buenos días – fuí a por mi taza.

Ainhoa estaba tapándome la cafera.

Que complicada se me está haciendo la mañana.

– ¿Me dejas? – señale la cafetera que tenía detrás.

– Oh sí, claro – se apartó.

Me serví el café, Ainhoa se había ido de la cocina.

La escuché hablar con Marta en el salón, cuando me terminé el café decidí ir allí también.

Ainhoa ya llevaba pantalones, un alivio porque no sé que coño me pasaba que necesitaba mirarla todo el rato.

– ¿De qué habláis? – me senté en el otro sofá.

– De los cuadrantes del mes que viene para el hotel, tenemos que dejar un finde libre para mí cumple – contó Marta.

Es verdad, dentro de un mes era su cumpleaños.
El año pasado me lo perdí por trabajo y me lo estuvo restregando lo que quedó de año.

– ¿Y tienes algo pensado en ese finde? – pregunté ilusionada.

La gente normal espera que otros le organicen su cumpleaños, Marta en cambio, se lo organiza ella solita desde que tiene uso de razón o eso es lo que mi madre siempre ha dicho.

– Os venís a mi chalet, ninguno lo conocéis y no os he llevado a este porque lo estaba reservando para mi gran día.

Ainhoa y yo nos miramos sonrientes.
Sonaba bien el plan de un finde todos juntos en el chalet secreto de mi tía.

Marta comió con nosotras y luego se fué a su casa.

– Acaban de añadir una serie que tiene buena pinta – comenté.

– Ponla – me ordenó sentándose a mi lado.

POV AINHOA.

Estaba en uno de mis descansos y me llegó un mensaje de Menchu.

"Necesito que nos veamos"

Es verdad que hacía varias semanas que no nos veíamos pero, ese mensaje así de repente se me hizo algo extraño. Por eso le pregunté.

En la puerta del al lado || LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora