Capítulo 26: Me Tuvo, Me Tiene y Me Tendrá En Sus Manos Toda La Vida.

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— Nada, no me siento muy bien, prefiero dormir — le asentí.

— Entonces vamos a dormir — le dije feliz a Merianne.

— Prepararé su leche mientras — asentí y me la llevé a mi habitación con su bolso, le puse su pijama y preparé la cama.

Catalina apareció con el biberón cuando me estaba quitando la camisa, se lo entregó y Merianne se apoyó en las almohadas tomando su leche, adorable, Catalina se quitó su camiseta quedando solo con un brasier y la miré enseguida, la dejó al lado de Merianne.

— Para que sienta mi olor, o si no, no dormirá — le asentí, Catalina le dio un beso a Merianne, me miró, pero no nos dijimos nada y salió de la habitación.

— Toto — me dijo Merianne, asentí rápido tomando el peluche para entregárselo. Me acosté a su lado y me acerqué a la camiseta de Catalina, huele a ella, a su perfume, a su aroma, a su piel, miré a Toto y lo tomé, lo olí, huele a una mezcla de Catalina con bebé, por eso Merianne pide a cada segundo su peluche, porque también huele a Catalina.







Merianne está completamente entregada al sueño, pero yo no he podido dormir nada, llevo dos horas aquí sentado acariciando su cabello mientras duerme. No me está dejando dormir el hecho de que no he hablado con Catalina y la culpa de que le estoy ocultando lo del divorcio, a lo mejor debería aprovechar ahora de decírselo, preguntarle si realmente está interesada en salir con otra persona.

Me levanté despacio de la cama y caminé hasta la habitación de invitados, abrí despacio su puerta, pero al entrar no está en la cama, no se pudo haber ido. Salí despacio al salón intentando ver alguna sombra o algún sonido, hasta que la vi sentada en el sofá mirando las luces de Manhattan. Encendí la luz y Catalina se asustó mirándome con una taza de té en sus manos.

— Lo siento — negó relajándose, esta noche nuevamente está usando un pijama de esos que me quitan el aliento — ¿Te sientes bien?

— Si, es solo que no podía dormir — respondió normal, no enojada — ¿Y tú? ¿Merianne no te ha dejado dormir?

— No no es eso, Merianne está completamente entregada al sueño, soy yo el que no puede dormir — me acerqué a ella sentándome a su lado — No te pregunté cómo salió tu cita — levantó los hombros quitándome la vista.

— ¿Y a ti cómo te sienta volver a ser soltero? — negué — Aunque en la realidad ya éramos solteros hace tiempo — negó triste.

Nos quedamos mirando sin decir nada, intenté respirar mirando su cuerpo en esa tela de encaje transparente, Catalina no perdió su oportunidad y se lanzó a mi boca besándome de esa forma que me enloquece, maldita sea la forma en que me besa y me toca, me tuvo, me tiene y me tendrá en sus manos toda la vida. Se subió sobre mi besándome, la tomé del cuello y del cabello con posesión besándola con la misma fuerza, para que no se vuelvan a separar nunca más nuestros labios.

Se alejó respirando y tomé una bocanada de aire mirándola, llevé mis manos a su cuerpo, a ese pijama que me tiene frenético, subí con mi mano por su pierna llegando a su zona íntima, Catalina se mordió el labio arqueándose y sonreí lleno de maldad que se está apoderando de mi, me frené, Catalina me miró perdida.

— ¿Con quién saliste ayer en la noche? — abrió su boca y levanté una ceja — Sin respuesta no pienso seguir — me miró enojada.

— Para qué quieres saber, no lo conoces — sonreí enojado.

— Quiero un nombre.

— Erik — respondió segura y no aguanté estallando en risas.

— ¿Saliste con Erika?

La Culpa Fue De Tus Ojos Where stories live. Discover now