{~╎Capítulo 1╎~}

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Ruby:

Ahí estamos, sentadas ante el Juez y el gran jurado. Nuestras vidas dependiendo de una palabra.

De pie, acusadas —nos hablo el Juez, nosotras nos levantamos lentamente, nerviosas— En el caso de homicidio. ¿Como las declaran? —le hablo el Juez al gran jurado.—

Dos de las doce personas sentadas se levantan con un papel en la mano con la mirada al Juez.

—Declaramos a las acusadas, Ruby Gillman y Chelsea Van Der Zee... culpables.

—Las acusadas cumplirán una condena de 25 años, cada una en Rikers —dijo la otra persona del jurado, con totalmente firmeza y seguridad, sin siquiera dirigirnos la mirada. Aunque, ninguna de esas personas lo hacía.—

Bueno, ya se preguntarán cómo he llegado aquí. Yo cumpliendo una condena de 25 años con nada más ni nada menos que mi queridísima novia por algo que apenas hicimos.

Pero, ¿qué les parece si retrocedemos la historia un poco?

¿Les parece bien?

Sip, a mi también.

──────「°•➶◇➴•°」──────

Todo empieza aquí:

Vancouver, el lugar más tranquilo y una de las ciudades más grandes de Canadá, aparte de Toronto.

—Papá, ya me voy —le anunció a mi padre, cojo mi mochila y me la pongo rápidamente.—

Mi padre se acerca y me da un beso en la mejilla.

—Hasta luego, Ruby. Qué te vaya bien.

—Igualmente —me despido cerrando la puerta rápidamente.—

Esta soy yo.

Ruby Gillman. Esa chica peliazul caminando por la calle con más vergüenza que vida. Mi historia comienza en el instituto Oceanside High, la escuela más grande e importante de todo el vecindario, recuerdo que estaba súper nerviosa por qué nunca había mostrado mi cara ante la escuela. Siempre llevaba capuchas y eso los años anteriores.

Es como si hubiera sido invisible.

Si, era literalmente un cero a la izquierda.

Pero ahora que no tengo nada cubriendo mi cara; me ponía un poco inquieta el imaginar que es lo que la gente pensará de mi.

Pero el que no arriesga, no gana.

Así que con toda la valentía que uní, (que en ese momento era del tamaño de un grano de arroz), y camine por los pasillos de la escuela.

Recuerdo que tuve una muy cálida bienvenida en los pasillos del instituto.

—¡Hola! —hablo una chica pelirosa con una sonrisa de oreja a oreja.—

—Ahmm... h-hola —tartamudee, algo extrañada.—

—Soy Margot, un gusto —ella extiende su mano hacia a mi, en forma de saludo.—

—R-Ruby Gillman —le regreso el saludo, correspondiendo el apretón de manos de manera un poco insegura.—

—No te había visto jamás. ¿Eres nueva?

—Eh... no, llevo en esta escuela toda mi vida pero nadie me veía —aparto mi mirada al suelo, nerviosa.—

—Bueno, pues ahora estás de suerte, ya tienes una amiga —comenta alegré.—

Buena jugada || Chelby AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora