Un joven rubio, alto y de piel tostada, que Lena había visto con los chicos un par de veces, se acercó a su mesa. Lia le susurró que su nombre era Pierre di Márquez. Había vaciado su bandeja luego de terminar de comer unos instantes y Lena parpadeó viéndolo tomar asiento en la mesa y con tono entusiasta y mirada brillante de ojos miel, se dirigió exclusivamente a Wade y a Aris.

—Chicos, ¿vieron lo de las convocatorias para las ligas menores del equipo de fútbol? —Cuestionó con una sonrisa. Las chicas siguieron comiendo con normalidad, pero Wade y Aris se detuvieron y miraron a Pierre con los ojos brillando de emoción.

—¿De qué estás hablando, di Márquez? —Inquirió Aris consternado. Pierre los miró como si no pudiera creer que no supieran de lo que estaba hablando.

—Chicos, por favor —masculló indignado—. ¿El aviso en la cartelera de novedades de la semana?

Lena soltó una risita y todos se giraron a mirarla.

—Oh, perdón —dijo luego de terminar de masticar y tragar sus huevos revueltos—. Es que me parece asombroso, chico desconocido, que conozcas a este par de idiotas y sepas lo tontos que pueden llegar a ser y todavía creas que leen la cartelera semanal —continuó e ignoró olímpicamente las protestas de su hermano y su mejor amigo—. Ni han de saber dónde está la cartelera.

—Por supuesto que lo sabemos, boba —replicó Aris ofendido. Luego se inclinó hacia Wade y bajó la voz—. ¿Lo sabemos, Holtman?

—Claro que lo sabemos —saltó Wade a defender su orgullo de varones—. Está en la recepción del castillo residencial —mencionó airoso y luego dejó caer los hombros—. Pero bueno, nunca la leemos —admitió con algo de vergüenza.

Lena rodó los ojos.

—Como sea —retomó Pierre con emoción—. Van a abrir convocatorias para las menores durante toda la semana. Tenemos que acercarnos a consejería estudiantil y solicitar el formulario, luego ellos nos dicen cuándo nos harán la prueba. Según...

—¿Según quién? —Replicó Lia para fastidiarlo, pero Pierre ni siquiera la miró.

—Mientras más temprano nos inscribamos, más temprano nos asignan el horario de la prueba —concluyó con una sonrisa de orgullo.

Wade y Aris lo miraron alucinados, rebosando felicidad. Luego el Gray le dio un manotazo a un Pierre que lo miró anonadado.

—¿Por qué nos dices esto ahora, di Márquez? —Cuestionó Aris con el ceño fruncido—. Pensé que éramos amigos. Tenías que decírnoslo a primera hora de la mañana, así hubiésemos corrido los tres hasta consejería para solicitar el formulario.

Pierre lo miró como si fuera estúpido.

—Te lo dice ahora porque las inscripciones abren hoy a las tres de la tarde, animal —espetó Lia sin mirarlo.

Lena vio a Aris fulminándola con la mirada. Aris sólo respondía cuando se trataba de Lia.

—¿Qué es esa cosa fastidiosa que siento? —Cuestionó el rubio tocándose las orejas—. Ah, es solo tu molesta voz, barbie —le dijo con los ojos entornados. Lia reprimió una sonrisa. Lena sabía que disfrutaba provocar a la gente—. Gracias por tu intervención, rubia teñida, pero a la próxima, abres la boca cuando te pregunte a ti.

Lia lo miró con los ojos entrecerrados.

—O podrías leer la jodida cartelera y evitar que te traten como el imbécil que eres —refunfuñó ella—. Y ya te he dicho mil veces que el color de mi cabello es natural.

Aris la miró con expresión aburrida.

—Sí, querida, lo que te haga sentir mejor.

La rubia gruñó.

La Niña de las Pesadillas.Where stories live. Discover now