Capítulo 40.

4.7K 577 40
                                    

Capítulo 40

ओह! यह छवि हमारे सामग्री दिशानिर्देशों का पालन नहीं करती है। प्रकाशन जारी रखने के लिए, कृपया इसे हटा दें या कोई भिन्न छवि अपलोड करें।

Capítulo 40.

—¿¡Pero qué carajo está pasando!? —Adrián gritó furioso y con un semblante de impotencia al ver desde nuestra posición cómo el carro continuaba siendo consumido por el fuego.

—¿No serán los terroristas? —me abracé a mí misma al mirarlo asustada.

—Sabes perfectamente que todo eso se resolvió una vez que logramos regresar hasta aquí —me recordó—. Y fuera de eso, no tenemos más enemigos, ya que Jesse está bajo tierra. Tiene que ser Amanda. Pero ¿cómo logró regresar aquí luego de haberse ido del país? —Adrián resopló. Estaba realmente furioso.

—¿Y si en realidad nunca se fue del país? —froté mi frente, preocupada por los tres—. ¿Y si en realidad eso fue lo que nos hizo creer y sigue aquí?

Adrián se quedó en silencio, reflexionando mis palabras. Mantenía el ceño fruncido.

—Sí, esa maldita locura tiene algo de sentido. La muy maldita lo ha planificado todo desde que asesinó a Jesse.

—Al final, creo que ella resultó ser más loca y despiadada que él.

—Está obsesionada —rodó los ojos—. Y como lo está, ya no distingue entre estar cuerda y no estarlo. Eso es todo.

—Sí, por ti —le recordé al enarcar las cejas y carraspear—. De hecho... —miré su entrepierna y luego le di un repaso completo—. Entiendo su obsesión, pero esto me tiene harta —señalé las ventanas acristaladas que reflejaban el humo opaco que provenía del fuego—. No puedo creer que eso que está entre tus piernas esté causando esto.

—¿Cómo puedes bromear en un momento así? —empezó a dar vueltas en círculos a mi lado, mirándome con seriedad, aunque parecía avergonzado por ese hecho.

—Solo quiero decir que la verdadera obsesión eres tú y no yo —puse mis manos sobre mi cintura—. Yo solo soy un estorbo en su vida y si no fuera porque estamos juntos, haría lo que fuera para que estuvieses con ella. Mi presencia le hace el camino difícil de llegar a ti.

Adrián volvió a prestarle atención a mis palabras.

—Sí, tienes razón —aceptó—. Es por eso mismo que también corres peligro y yo no permitiré que nada te pase por su loca obsesión —elevó las manos, como si fuera un viejo maniático y malhumorado—. ¡Aly, pero no te rías, por Dios!

—Lo siento, es por los nervios —elevé las manos en modo de rendición. Había ocasiones en que los mismos nervios en mi cuerpo me hacían reír sin razón de hacerlo.

—Escucha, esa loca es capaz de hacer cualquier cosa —me recordó al caminar de un lado a otro, frotando su barbilla y pasando su mano por algunos mechones que se asomaban sobre su frente y sus cejas—. Si fue capaz de destrozarle la garganta al infeliz de Jesse, podemos esperarnos cualquier cosa —tragó saliva y volvió a acercarse a mí—. Si ella solo fuera por mí, todo esto no me atemorizaría tanto, pero esto te implica a ti y mi hijo —aunque le costó decir "hijo", colocó su mano sobre mi vientre—. Me muero si algo le ocurre a ese intruso o a ti, así que será mejor que me hagas caso mientras Frankie viene.

Asentí y volví a elevar las manos en modo de rendición al verlo tan nervioso. En cualquier momento le subiría la presión, si no era que ya la tenía subida.

—Tranquilo, Andy. Estoy aquí, contigo —lo abracé e intenté que calmara su respiración. Podía sentir los rápidos latidos de su corazón—. Estaremos bien, ya lo verás.

De repente, un sonido insistente nos sobresaltó a ambos. Era mi teléfono, el cual no paraba de sonar. Miré a Adrián, avisándole que iba a ir hacia la mesita de noche para buscarlo y contestar.

—Ugh, mierda —me quejé una vez que sujeté el teléfono y miré el nombre—. Es Kenneth —le dije a Adrián—. Él iba a venir un momento hacia acá para traerme una deliciosa comida que había preparado para mí y el bebé.

—Y el padre que se joda, estamos claros —bufó y continuó mirando por las ventanas acristaladas—. No te preocupes, responde. Mientras más personas sepan que por ahora estamos bien, mucho mejor.

Asentí y respondí de inmediato.

—Kenneth, será mejor que no vengas, ya que...

—¡Mi reina! ¿¡Estás bien!? ¿¡Qué le ha pasado a tu carro!? ¡Dios mío!

—Un momento, ¿estás...? —se me atoró la garganta y Adrián se giró para mirarme fijamente.

—¡Nere, dime que estás bien! —exclamó Kenneth al otro lado de la línea.

—¿¡Ya llegaste!? —miré a Adrián con preocupación y puse el teléfono con el altavoz.

—¡Claro que llegué! —me respondió, como si fuera lo más obvio—. ¡Estoy a punto de tomar el ascensor que me indicaste! ¡Cómo habíamos quedado! ¡Además, no puedo irme después de ver lo que está ocurriendo! ¡Necesito saber que estás bien!

—Iré a recibirlo en el despacho —me dijo Adrián—. Él no sabrá cómo acceder a este apartamento.

Asentí y me quedé en la línea, hablando con Kenneth mientras Adrián terminaba de traerlo hasta aquí. Tampoco quería que le ocurriese nada malo a uno de los que se había convertido en mi mejor amigo.

—Solo ten cuidado, Kenneth —le dije con la voz temblorosa y los ojos un poco húmedos. Los nervios me estaban dominando.

—¡Cariño, claro que tengo cuidado! —expresó por todo lo alto—. ¡Pero no me iré de aquí hasta saber que estás bien y me digas qué coño está pasando!

Me quedé sola en la habitación, caminando de un lado a otro mientras pasaba mi mano por mi cabello despeinando, ya que me había quitado la toalla que rodeaba mi cabeza. Kenneth seguía parloteando y eso me hacía sentir más tranquila. Sin embargo, se me heló la piel cuando escuché un grito de su parte, como si algo lo hubiese sorprendido, pero para mal.

—¿¡Kenneth!? —lo llamé—. ¡Kenneth! —miré la pantalla de mi teléfono para comprobar que seguía en línea—. ¡Kenneth! ¡Kenneth! —grité desesperada y asustada, con mis manos temblorosas.

MCP | La Especialidad ©️जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें