CAPITULO 17, PARTE 2

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Yo misma sabía lo que la sangre causaba en los que tenemos un demonio dentro: un deseo incontrolable de probarla.

—Saquémoslo de aquí, no sea que el demonio tome el control y le haga algo a los niños—Ordeno.

Amina y yo nos separamos, yo por la izquierda y ella por la derecha. No sé cómo, pero Marcus se dio cuenta de que íbamos tras de él. Se quita la enorme cabeza y se la lanza a Amina, para echarse a correr, derribando todo a su paso.

Terminamos en la calle, corriendo tras un oso panda sin cabeza. Observo que no hay humanos cerca, y lo hago. Me teletrasporto a un metro frente a él. Marcus frena bruscamente, y Amina lo atrapa.

Nos metemos al patio vacío de una casa en venta. Ella lanza a Marcus al piso sin cuidado y saca la estaca. Su llanto me sorprende, que detengo a Amina.

—Yo no quería matarla—Murmura, sus ojos estaban con ojeras y el cansancio se nota en su rostro. —No sé por qué lo hice...

—¿A quién mataste?—Susurre.

Él levanta sus ojos negros, confundidos por mi pregunta.

—Creí que eran policías... Bueno, ella—Señala a Amina. —Y que era el día de traer a tu hermanita al trabajo.

—¿A quién mataste, Marcus?—Repito.

Él pasa saliva, y contrae sus extremidades.

—A Ellie— Confiesa. — No quería hacerlo, de verdad, pero… la voz lo pedía, quería que parara ¡Quiero que pare, por favor!

Me inclino hasta quedar a su altura. Levanta su mirada humana hacia mí, completamente desesperado, asustado y confundido.

—Te entiendo— Dije. —Y por eso estamos aquí, para que yo no mates a más inocentes. Te ayudaremos, Marcus, ven con nosotras.

Limpia sus lágrimas con su muñeca mientras solloza. Lo ayudo a levantarse, al darle la espalda a Amina, asiento. Cuando damos un paso, los ojos de chico se abren de par en par.

La estaca atraviesa su pecho, pero él no hace ni un sonido. Me alejo unos centímetros. Su rostro comienza a llenarse de ese color negro característicos.

—¡Ah!—Masculla Amina, soltando la estaca. Voy hacia ella.— Me quemó.

La estaca se derritió para entrar dentro de su cuerpo, y el ónix recorría cada rincón, hasta desaparecer de nuestra vista. Ambas nos miramos. Solo habíamos traído una.

Su cuerpo se torna negro y cae al suelo, el humo no tarda en aparecer. Sale de disfraz con lentitud, como un ave malherida y se detiene al tocar la tierra. En el centro del demonio en estado puro se inicia un remolino, provocando que poco a poco desaparezca.

Amina se inclina a recoger la estaca de ónix, aquella que succionó al demonio.

—Creció—Asegura Amina.—Unos dos centímetros, pero lo hizo.

)○(

Al llegar la tarde, fuimos a motel, porque Cyprian aún trabaja en buscar la ubicación exacta de la siguiente humana poseída en esta ciudad. No he recibido noticias de Jessica o de Atlas, pero estoy casi seguro que ya llegaron a Marsella.

Al abrir mi bolso, en busca de mi perfume, encuentro un objeto envuelto en una tela de terciopelo negro junto a una nota.

Primero leo la nota de impecable caligrafía y limpieza "Amina me devolvió la daga de Nara, sé que te trae malos recuerdos, así que la mande hacer otra vez, es el mismo hierro, solo que ahora es completamente tuya."

Desenvuelvo la daga y le quito la funda negra, el mango del arma parecía ser el tallo verde oscuro de una flor con sus hojas, y justo antes de que empiece el filo, había un girasol con una piedra café claro brillante al centro, mi flor favorita estaba en medio de dos lunas menguante y creciente, hechas de diamantes transparentes.

Sword Onyx [3]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ