Zorrito

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Al final del entrenamiento, Akagi ordenó a los de primer año que se quedaran a limpiar, cosa que Sakuragi maldició, ya que sólo estaban él y Rukawa. Cuando todos se habían ido, Kaede se puso a limpiar los balones, y Hanamichi a limpiar el suelo. Habrán pasado hartos minutos, en los que el pelirojo sólo quería terminar ya, y agradecía que todo fuera en silencio. Y creyó que así iba a ser hasta el final.

-- ... ¿Por qué me odias?

Al escuchar eso, Sakuragi detuvo su acción, y miró al pelinegro, quien andaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas, mirando un balón fijamente. No supo qué responder a la pregunta de Rukawa, así que decidió seguir limpiando. Al escuchar movimiento, volvió a mirarlo, Rukawa se había levantado.

-- Te hice una pregunta --dijo, ahora mirándolo a él, con el balón sostenido entre su brazo y su cintura.

-- Porque eres un maldito presumido que se cree la gran cosa.

Y porque a Haruko le gustas, pensó en sus adentros. Apenas pudo reaccionar, para agarrar el balón que rápidamente había sido lanzado hacia su cara.

-- Tus razones son completamente estúpidas --comentó Rukawa, ya sin el balón y recomponiendo su postura.

-- ¡¿Cómo te atreves a tirarme eso, maldito Rukawa?! ¡¿Qué pasa si me hubiera golpeado?!

-- Hubiera sido mejor --respondió, sereno.

Sakuragi quería seguir discutiendo, pero cuando Rukawa tomó otro balón y volvió a sentarse para empezar a limpiarlo, lo dejó pasar, así que siguió sacandole brillo al piso. Otros minutos habían pasado, hasta que volvió a escuchar algo que no se esperaba para nada.

-- Dime qué hacer para cambiar eso --dijo Rukawa.

Sin embargo, cuando Sakuragi lo miró, seguía limpiando el balón.

-- ¿Cambiar eso?

-- ¿Cómo puedo hacer que dejes de odiarme? --preguntó, esta vez mirando los ojos del pelirojo, y deteniendo la pulida.

Hanamichi se sorprendió, ¿por qué Rukawa quería eso?

-- Eh... ¿Qué estarías dispuesto a hacer? --preguntó, para molestarlo más que nada.

-- Cualquier cosa.

Cualquier cosa ¿eh? Sakuragi pondría a prueba esas palabras.

-- Bien... Ven aquí --ordenó el pelirojo.

Rukawa dejó el balón a un lado, y sin quitar la vista de los ojos marrones, se acercó, hasta quedar frente a frente. Sakuragi en ese momento pudo detallar la diferencia de altura que tenían, no era mucha, pero él lo notaba bastante.

-- Es un pequeñito --pensó Sakuragi, lanzando una sonrisa burlona que Rukawa no entendió, por lo que lo miró confundido.

-- ¿Tan feliz porque te hice caso? --preguntó el pelinegro.

-- Cierra la boca, Rukawa --reclamó molesto.

-- ¿Algo más que quieras que haga? --Rukawa le mantuvo la mirada, impaciente.

-- Hmm... --Sakuragi pensó unos segundos--. Arrodíllate.

Con su mano apuntó el suelo, ordenándole, como si estuviera adiestrando a un perro. Sakuragi no creyó que lo hiciera, sin embargo, Kaede volvió a hacerle caso, se arrodilló, y miró hacia arriba, para seguir esperando órdenes.

¿Acaso está loco? ¿Qué tan lejos quiere llegar? ¿De verdad haría cualquier cosa? ¿Qué debería mandarle a hacer ahora? Todas esas preguntas rodaban en la cabeza de Hanamichi.

Contigo Está Bien /Sakuragi x Rukawa\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora