CAPÍTULO 17, PARTE 1

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La guio a la sala de estar, rogando que no baje mi hijo a desayunar y que Amina aparezca pronto. Me siento frente a ella, ella me mira con sus ojos azules como el mar, manteniendo esa inquietante sonrisa.

—Tienes un buen muchacho, Diana— Inicia. — Lo criaste bien.

—Gracias.

—Bueno, como ya supones… Vengo a informarte que tienes una demanda en tu contra por ser un supuesto ser mágico creado por la magia prohibida—Explica, yo asiento. — Fue tan difícil encontrarte, había algo que me lo impedía. Hubo un momento que pensé que estabas dentro del límite.

—Pero logró hacerlo—Mascullo, dándole un vistazo a las escaleras vacías.

—Sin magia y esa es la cuestión— Dijo. —Lo que me hace suponer que tienes brujos ayudándote a esconderte.

—No, Cyprian...

—No hablo solo de Cyprian, sino de una docena de brujos que practican la magia demoniaca.

¿John sabe donde estoy? Se me eriza los pelos de punta, el solo pensar que pudieron meterse a la mansión o que estuvieron todo este tiempo espiándome.

Liz abrió la boca para hablar, pero se detuvo cuando ve a Amina entrar, se levanta de prisa como si hubiera entrado la mismísima Kahnara Cavalier. Relamí mis dientes cuando la hibrida se le acerca para saludarla.

—Es un placer conocerla al fin, Amina Belanger— Dijo ella, no usa el insípido apretón de mano, sino que le da un beso en la mejilla. — Muchas brujas me han hablado de usted y como las ha ayudado en apuros con la Alianza.

—¿En serio? ¿Muchas?— Pregunto.

Amina expande una sonrisa, que ruboriza a la bruja.

—Se podría decir que soy una celebridad entre las brujas, Rulos— Me dice sin una pizca de humildad.—¿Eres del Tratado Triqueta? Recuerdo haberte visto en una revista.

—Sí.

Era impresionante como logra que las brujas caigan a sus pies en cosa de segundos. Arrugue mi nariz, molesta, cuando se sienta a mi lado, con los brazos estirados en el respaldo de sofá.

Lo hace para molestarme.

—La señora Lizbeth me viene a notificar que se iniciara una investigación en mi contra—Le dijo a Amina.

—¡Oh! ¿Y cuándo será su juicio? —Le pregunta a la bruja castaña.

—Eso no lo sé, John tiene la agenda muy ocupada, por eso me mando a mí—Responde.

—¿Pero podrá llevar acompañante?— Cuestiona. —Aunque dudo que se le niegue la entrada a la Alfa supre... ¡Ah!

Aprieto mi mano contra su brazo, logrando dejarle una quemadura notoria. A Lizbeth le hacen falta unos metros de cuello para observar preocupada a Amina.

—Lo siento— Le digo con tono inocente a la híbrida y luego volteo a la bruja —Tenemos un hechizo, no podemos tocarnos o nos quemaremos, lo cual agradezco, porque hay más personas viviendo aquí y las paredes son muy delgadas.

Eso le basto a Amina para dejar su coqueteo y quedarse quieta, con una media sonrisa de satisfacción. La mujer se remueve en el sofá con incomodidad, y frunce el ceño.

—¿Dices que estás hechizada?—Dijo, yo asiento.— Se supone que estás acusada de ser un ser mágico, podrías usar eso como tu defensa, no se puede hechizar a la magia.

Sí, claro, solo quieres que lleve a Amina conmigo y así seguir comiéndotela con la mirada, vieja bruja ¡La voy a correr de mi casa! Me levanto, y esbozando la sonrisa más forzada y falsa que pude. Los ojos azules de bruja paran de mirar a Amina y se pone de pie.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now