Jeremiah
La puerta se abrió y apareció una chica. Al principio no la reconocí pero me acabó viniendo a la mente que era Jillian, la compañera de habitación de Belly. Me la había presentado al empezar el curso, no había hablado mucho con ella y sabía que tampoco era muy cercana a Belly. Pero, sin embargo, ahí estaba, plantada en la entrada de mi dormitorio.
- Ahora mismo no quiero ningún sermón ¿No has visto la puerta? - soné un poco más borde de lo que quería. Aunque era verdad, no necesitaba que nadie me recordase lo capullo que había sido con Belly. Una vez ella y yo habíamos discutido porque yo había pasado la noche fumando hierba con los de mi hermandad y a ella no le gustaba. En ese momento no vi que ella tenía razón y había sido un imbécil por ello, pero al cabo de horas me di cuenta y me odié a mí mismo por lo ocurrido.
Pero esta vez fue distinto, supe en el instante en el que la miré a los ojos que había sido capullo, pero capullo de verdad. Y luego fue cuando lo dijo. Había escuchado a Lacie hablar sobre lo que pasó en Cabo. Y me di cuenta que había sido aún más gilipollas por no habérselo contado a Belly en el momento en que pasó. Vi dolor reflejado en sus ojos, un dolor que nunca antes había presenciado. Y había se lo había provocado la última persona que pensé que le haría tal daño. Yo.
Cerró la puerta atrás suyo y se sentó en la silla de mi escritorio.
- No vengo a hacerte ningún "sermón" - hizo una mueca en la palabra sermón, con ironía.
Supongo que se dio cuento de que aquello no me había hecho mucha gracia, porque rápidamente se disculpó, sin mirarme a los ojos.
- Jeremiah, no sé que pasó como para que te acostaras con Laice. - dijo sin tapujos - Lo que si sé es que tu quieres a Belly más que a nada en el mundo. - era verdad.
Automáticamente supo lo que iba a decir, así que cuando abrí la boca para replicar, me interrumpió y añadió:
- Lo veo, todos lo vemos. Lo que tenéis vosotros es especial, Jeremiah, todos querríamos algo así. La has cagado, hasta el fondo. Pero te quiere demasiado como para poder olvidarse de ti.
- No lo creo, ya no. No después de lo que hice. Vi el dolor en sus ojos Jillian, el dolor que yo le provoqué. - ella notó como mi tono pasó de tristeza a desesperación.
Ahora estaba sentado en la cama con los codos apoyados en mis piernas y mis manos en mi cabeza. Se sentó a mi lado, me puso una mano en el hombro y me dijo:
- Claro que sí, el amor no se olvida así. Sólo tienes que hacer lo correcto y por eso estoy aquí. - quité las manos de mi cabeza y la miré a la cara, ella prosiguió - pero antes necesito que me cuentes cómo pasó.
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El verano en que me enamoré - Supongo que eso es el amor
RomanceNo lloré. ¿Tenía el corazón roto? sí. Pero lo que sentí en ese momento fue felicidad. Sabía que Belly sería feliz. No ahora mismo, pero sí en un futuro cercano. Y yo no estaba en ese futuro. - Supongo que eso es el amor - dije para mí mismo. Esta es...