MARBELLA, EL STARLITE Y NUESTRO AMOR

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Lucía ya se hallaba en el camerino doble que compartirían esa noche en el Starlite Festival, estaba de pie organizando sus cosas en el buró de maquillaje, no tendría quién la asistiera en maquillaje ni en peinado, y no es que el festival no proveyera, sino que Joaquín le había pedido que no hubiera nadie extraño con ellos, deseaba al menos poder disfrutar de ese momento de intimidad, pues desde que él había llegado a España y se habían alojado con sus familiares no habían podido tener ni un solo momento en pareja, primero por la caída de Joaquín, que si bien no tuvo mayores complicaciones sí los obligó cancelaron al menos dos shows y segundo por una visita algo inesperada.


Flashback

Lucía se sintió morir cuando Damián la llamó para avisarle que Joaquín estaba de camino a la clínica. Había sufrido una caída y necesitaba atención médica.

Ella sentía estar experimentando un déjà-vu inversé, su cerebro no pudo evitar remontarla algunos años atrás cuando había sido ella quién había sufrido una caída ensayando para su participación en «Tu cara me suena» y Joaquín había acudido en su ayuda.

Rocío, quién estaba con ella cambió rápidamente el rumbo del automotor y condujo en dirección a la casa de salud, no quería evidenciarlo, pero, en su interior, ella también estaba preocupada por su tío. Solo que era demasiado orgullosa como para admitirlo.

Lucía iba hecha un manojo de nervios, su imaginación le había jugado malas pasadas imaginando posibles escenarios y ninguno era favorecedor, en todos algo malo pasaba. Así que no sabía con qué se iba a encontrar realmente al llegar.

En silencio elevaba plegarias a todas las deidades habidas y por haber, alguna tenía que hacerle el milagro de que Joaquín estuviera bien. 

Damián las esperaba en las afueras de la clínica para conducirlas al área dónde Joaquín aguardaba a que le hicieran unas placas.

La rubia mujer maldecía lo lento que iba el elevador, según ella, hubieran llegado más rápido si usaban las escaleras, pero todos sabían que eso no era cierto, todo era producto de su ansiedad.

Damián solo sonrió al escuchar la retahíla de preguntas mezcladas con maldiciones que ella hacía, mientras que Rocío solo bufaba al ver, a su parecer, «el descaro» con el que su madre tomaba el lugar de la mujer de su tío. Definitivamente el tiempo y la distancia no habían logrado acomodar nada en la cabeza de la joven.

—¡Joa! ¿Estás bien? —, preguntó en un susurro la fémina apenas lo vio salir de la habitación de rayos X, sentado en una silla de ruedas siendo asistido por una enfermera, bastante agraciada para gusto de ella.

—Sí, fue solo una metedura de pata—, respondió calmo, asegurándole con su mirada que no le mentía.

—Tuve tanto miedo—, susurró echándose a su cuello sin importarle la presencia de los demás.

—Calma, todavía tendrás hermano mayor para rato.

—No digas eso ni en broma—, hipó molesta. Ella no quería ni siquiera imaginar que algún día Joaquín le llegara a faltar. Si eso ocurría, estaba segura de que moriría de dolor.

Joaquín la abrazó por la cintura y la calmó, él simplemente quiso aligerar el ambiente, pero, no sabía que ella estaba realmente afectada por la noticia.

—Son tan lindos—, se aventuró a comentar la enfermera. Lo cierto es que los Galán tenían una relación fraternal envidiable a ojos de los demás. Aunque era muy probable que la gran mayoría todavía no se convenciera del todo de que ellos no eran una pareja real.

PIMPI SHOTSWhere stories live. Discover now