Prologue

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PRÓLOGO

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PRÓLOGO.
★. heading to evanston. ⭑ ⋆

Lydia miró la lápida de su hermana de nuevo, lo hace cada semana desde once meses, y a un lado de esta se encontraba la de su madre que está ahí desde hace un mes

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Lydia miró la lápida de su hermana de nuevo, lo hace cada semana desde once meses, y a un lado de esta se encontraba la de su madre que está ahí desde hace un mes. Ese sentimiento de querer llorar se apoderó de ella, un nudo se formo en su garganta y sus ojos picaron por las lagrimas que estaba conteniendo.

Soltó el aire que estaba conteniendo mientras se agachaba para después tocarse los labios con dos de sus dedos y llevarlos a las tumbas, como acto de un beso.

—Esto no es un adiós, es un hasta luego algodón de azúcar —dijo viendo la tumba de su hermana menor, para después dirigir su mirada a la tumba de su mamá —las amo hasta las estrellas y todo el universo.

Se puso de pie otra vez para dar media vuelta y empezar a caminar en dirección a la camioneta negra que la esperaba.

Así despidiéndose de su hermanita y su madre, pero sin decir hasta nunca, si no, un hasta luego.

—Espera adentro —indico su hermano mayor, Marcos, saliendo de la camioneta.

Miró a su hermano caminar directo a las tumbas de su hermana y madre.

Minutos después, su hermano volvió a subir y le indico al chófer que avanzará.

—El vuelo sale mañana —aviso Marcos
—¿Estás segura de querer irte?

—Sí —contestó rápidamente y segura
—siento que no puedo quedarme más tiempo aquí Marcos, necesito cambiar de aires un tiempo.

—Lo se —susurró con la mirada perdida en un punto fijo, para luego voltear hacia su hermana y sonreírle. Esta le respondió la sonrisa y dejando un beso en su mejilla.

Lydia miró por la ventana y admiró el paisaje por última vez, pues no sabía cuando iba a volver.



━━ ♡ ♡ ♡ ━━



A Lydia siempre le había encantado la mansión Gamboa, aunque era muy antigua siempre tuvo su toque pintoresco y un ambiente familiar que adoraba. Pero cuando murió su hermana menor ese ambiente y ese toque fue desapareciendo.

Pero si había una parte de la mansión que Lydia adoraba desde pequeña era la biblioteca. Con tantos estantes, con libros de todo tipo que ni siquiera podría acabarlos en una vida, aunque quisiera.

Paso rápidamente a la biblioteca tomando algunos libros y se dirigió a la oficina de su papá. Tocó la puerta de madera pero nadie abrió. Así que se tomó la libertad de entrar. Cuando entró lo primero en que se fijó fue en algunas carpetas y papeles en el escritorio.

—¿Lydia? —la voz de su papá la hizo sobresaltar —¿Que haces aquí?

—Vengo por mis tarjetas de crédito
—contestó la castaña con una sonrisa.

Mauricio sonrió antes de sacar un sobre de la caja fuerte que se encontraba en su oficina.

—¿Estás segura de querer irte? —preguntó dándole el sobre.

Lydia soltó un suspiro.

—Todo aquí me recuerda a ellas —susurró
—además no iré sola, irá Marcos también. Y tengo muchas ganas de ver a mis tíos. Hace mucho que no los veo.

Mauricio suspiró antes de darle un abrazo.

—Cuídense.

—Lo haremos —dijo Marcos desde la puerta, donde estaba recargado en el marco de esta, Lydia le dio una sonrisa a su padre para caminar hacia la puerta.

Ambos hermanos bajaron los escalones de la entrada hasta el auto negro con el escudo familiar. Una llave con una estrella.

El chófer les abrió la puerta y ellos entraron, Lydia tocó su collar, dentro de este se encontraba una foto de sus hermanos y ella.

—¿Al aeropuerto, jovenes Gamboa?

—Sí Juan, por favor —pidió Marcos.



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Ambos hermanos caminaron por el aeropuerto buscando a sus tíos, quienes los recogerían para llevarlos a su casa, pues ambos se quedarían por una temporada.

Así estuvieron los dos caminando por unos diez minutos, hasta que de lejos vieron unas caras muy reconocidas para ellos. Ambos se acercaron a estos a paso rápido.

—Mis niños —los saludo su tía Laura a ambos con lágrimas en los ojos, abrazándolos. Ambos se lo correspondieron.

Al separarse ambos hermanos voltearon a ver a su tío quien tenía los brazos abiertos esperando un abrazo.

—¡Tío! —la primera en acercarse fue Lydia quien sin dudarlo saltó a los brazos de su tío, después se unió al abrazo Marcos.

—¿Cómo están mis sobrinos favoritos?
—preguntó su tío una vez que se alejó de ellos.

—Somos tus únicos sobrinos —Marcos sonrió divertido.

—Que listo —dijo Dante metiendo la maleta de Lydia en la cajuela, mientras Marcos metía la suya —sus autos llegaron ayer.

—Que bueno, al menos tendremos transporte —dijo Lydia subiendo al auto.

—Lo dices como si los dejáramos irse caminando —volteó su tía mirándola divertida.

Ambos hermanos soltaron unas risas. El camino hacia la casa de sus tíos estuvo con risas y bromas por parte de los cuatro.

Marcos y Lydia adoraban a sus tíos, eran como unos segundos padres para ellos, eran las personas que amaban. Y desde hace once meses se convirtieron en las personas más importantes para ellos.

Ambos hermanos no se habían sentido así, felices, contentos y en paz desde hace once meses. Sin duda venir con sus tíos un tiempo será lo mejor para ellos.








 Sin duda venir con sus tíos un tiempo será lo mejor para ellos

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𝑳𝒐𝒗𝒆 𝑺𝒕𝒐𝒓𝒚 | Charlie Baker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora