Cap 20- Mujer sin escrúpulos

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-Un gusto por fin conocerla madam Longbottom.




-Lo mismo digo Señorita Peverell, es toda una sorpresa verla pese a todo el misterio en el que se ha envuelto y entiendo la situación básica. Viendo que ha cuidado mucho su privacidad, supongo que comprende que aún cuando esté de acuerdo en ayudarla cuidando y manejando su asiento en Wizengamot, todo depende en realidad de los votos a favor de su decisión.



Luego de explicarle a la señora Augusta, mi intervención silenciosa en el bolsillo y opinión de diferentes partes se mostró divertida y entretenida. También mostró una expresión sumamente sorprendida cuando le mostré que también tenía bajo mis hombros la señoría Slytherin, y confundida cuando le expliqué que dejaría bajo el cuidado de Amelia Bones ese asiento y esperaba que fingiera no saber que era la misma persona hasta que yo misma lo declarará.

-Bien señorita, acepto ser la guardiana de su asiento en Wizengamot, me alegra que no sea una niña ingenua que cree que Dumbledore es bondad absoluta, espero que la persona que está ayudándola dentro de la escuela sea confiable o la única dañada será usted, yo acordare los últimos arreglos con la muchachita Amelia Bones.
Espero que mi nieto aprenda de personas como tú y dejé de ser tan debil.





-Oh Nevi... Yo creo que lo está haciendo bastante bien, es muy tímido pero bastante perseverante, discúlpeme por ser entrometida, aunque entiendo que sus regaños son una forma de incentivarlo, está generándole un efecto contrario y lo ha vuelto aún más inseguro y sensible comparándolo y viviendo bajo la sombra de su padre, tal vez educó a su padre así, pero el no es su padre, nunca sin importar como lo regañe, va llenar ni volverse la viva imagen de el señor Longbottom.



Aclarandome la garganta, me incline y me despedí, nuevamente había metido mi nariz en asuntos ajenos y no quería hacer enojar a la rumiante Augusta Longbottom y quedarme sin quien cuidara el asiento Peverell.



-Disculpe mi impertimiento, me despido, solo tengo media hora para volver al castillo sin ser atrapada. Mandaré al duende que administra mi cuenta a verla para entregarle la carta compromiso y el resto de los detalles para la reunión en el Wizengamot.



Mintiendo sobre la hora, huí antes de que se arrepintiera, fui a mi siguiente objetivo Amelia Bones, a diferencia de la vieja Augusta a la cual le mostré mi verdadera apariencia como muestra de sinceridad, con Amelia era otro asunto, aunque sabía que ella no estaba de acuerdo con el manejo de Fudge y tampoco seguía ciegamente a Dumbledore pero tenía una mejor relación con el.

Amelia Bones era una mujer de expresión sería y algo fría, otra mujer que se había revelado al rígido sistema machista de viejos y rezagados magos, tratar con ella fue un poco más sencillo, aunque se mostró confundida y curiosa sobre porque quería que apoyará a Augusta sobre el asiento Peverell, simplemente tuve que fingir y decirle que Lady Peverell era una amiga y si se sabía que ella me conocía ambas tendríamos muchos problemas o presiones y yo aún no estaba lista para mostrar mi cara ante un montón de magos.

Se incómodo cuando escucho que la mayoría de votos para el asiento Slytherin eran del bando de Lucius Malfoy y se escandalizo cuando escucho que soborne a algunos puestos fuertes como el ministro Fudge y la insufrible de Dolores Umbridge. Termino aceptandolo a regañadientes cuando escucho que tomaría lugar en el bando neutral. Y simplemente se rindió cuando le asegure que podría usar mi voto siempre y cuando fuera por una razón justa.


Con poco tiempo de sobra, fui en un viaje fugaz al callejón Diagon y compré  bocadillos solo disponibles aquí, en unos días vendría de nuevo y seguramente estaría lleno de camaras, hablando de camaras, tendré que hacer que un elfo siga a la perra de Rita Skeeter y quitarle esa mala costumbre de escribir basura amarillista.


¿Dominio, poder? Primero Haré Una FortunaWhere stories live. Discover now