Enderezó mi postura y recuerdo las palabras de Jessica después de decapitar a Alessa. Vicente, Adara y los padres de Jessica sienten mi presencia y dejan de murmurar para mirarme.

—Buenos días—Saludo con una sonrisa falsa. —¿Cómo están?

—¿Qué haces aquí?—Ruge Adara. —¿No te bastó con causar la muerte de la alfa Alessa?

Me fijo que detrás de ellas, hay un guardia, con su uniforme negro y de cabello castaño, lo reconozco al instante. Es él.

—Vengo a hablar con Jessica y no, no me basto—Dije. Mire al chico. —Quien se atreva a dañar a mi hijo merece un destino así o peor.

Ravena niega con la cabeza, y endurece sus ojos azules cuando me mira. No se atreve a sacar las garras, solo porque estaba Carlos presente.

—¿Y por qué no trajiste a tu perro guardián?—Dice, refiriéndose a Amina. —¿Acaso quieres estar a solas con mi hija? Todos sabemos las formas que una vulgar como tú tiene para conseguir lo que quiere.

Aprieto mis puños, y Carlos me toma la mano, niega con la cabeza. Golpear a una Luna era pena de muerte, y ya no le quiero causar más problemas a Jessica.

—Sé que Jessica sería incapaz de lastimarme y Amina no es ningún perro guardián, lo que pasa es que ella sí tiene una vida—Mascullo. — Pero no se preocupe, no tengo intenciones de hacer nada con Jess. Yo sí respeto que Adara esté embarazada— Ella suelta una enorme sonrisa, al igual que la pelirroja. —Que su hija no lo haga, Luna, no es mi problema.

Adara enrojece de rabia, lo cual acelera y alegra mi corazón. Me sorprende ver como Michael, el padre de Jessica, oculta una sonrisa de diversión. Mire a Vicente, quien me mira de mala manera, como siempre.

—Por favor, dile que quiero hablar con ella—Le pido, amablemente.

—No, está ocupada—Dijo con frialdad.—Además, después hablará con sus padres.

—Dile que es urgente.

—No.

Fruncí el ceño. ¿Por qué es tan grosero? Volteo a uno de los guardias de la puerta.

—Dile a la Alfa Suprema que Diana Ayleen quiere hablar con ella, por favor— Le pido al pelinegro. Él, confundido, frunce los labios.—Anda, anda.

Alza la mirada hacia el Alfa Michael, sin saber qué hacer.

—Ve—Ordena el rubio, ganándose la sorpresa hasta de su hijo. —¡Ahora, muchacho!

Lo hace con prisa. Ravena le da un golpe en el pecho a su alfa, y él solo se encoge de hombros.

—No te atenderá ¿No entiendes?—Espeta Adara. —Está hablando con un alfa importante.

La ignoro y espero con paciencia a que el chico regrese. La puerta se abre, todos miramos expectantes al pelinegro.

—La Alfa la recibirá ahora mismo—Dice él.

Esbozo una sonrisa de satisfacción, me giro a ver los rostros incrédulos de las mujeres. Miro a Michael, quien, hasta ahora, pensaba que no tenía personalidad alguna. Él me da una sonrisa y me señala la puerta con la mirada.

—Con su permiso—Le hago una ligera y sarcástica reverencia a Ravena.

Entro. Jessica se está despidiendo del Alfa y su luna hombre con prisa. El lugar estaba exactamente como lo recordaba, en el segundo piso está su enorme biblioteca, abajo su bar, su escritorio y detrás un enorme balcón que dejaba entrar los rayos del sol.

—Vicente los llevará a su habitación para que se acomoden—Dice Jessica.— Retomaremos la reunión más tarde.

Saludo a los hombres. Cuando ellos se van, Jessica me mira, expandiendo la sonrisa que solo yo conocía.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now