Capítulo 4 -¿Quieres chocolate caliente?

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ALYSSA



Tal vez soy de las personas que está destinada a quedarse sola, los acontecimientos lo dicen, la primera persona que me gustó era algo imposible y después de eso ya no uno nadie que encendiera esa chispa, nadie que me hiciera sentir mariposas en el estómago.

Tal vez unos ojos azules me hayan hecho cambiar de opinión, tal vez solo estaba esperando el momento indicado ¿me volví loca? Posiblemente, pero el encontrarme con esos ojos otra vez en el tren me paralizó.

Como cada jueves mi rutina fue la misma, ir al hospital, al orfanato, comer algo y volver en el mismo sitio del tren, pero algo había cambiado, era la segunda vez que veía a una rubia de ojos azules en el asiento contrario.

No supe cómo reaccionar cuando miré sus ojos fijos en los míos, solo me quedé viéndola por unos momentos hasta que aparto su vista, volví mi vista a la lectura con una sensación extraña en el estómago.

De estación en estación me desconcentraba del libro y mis ojos se desviaban a la chica rubia que se veía perdida en sus pensamientos, me dio algo de nostalgia el ver su mirada perdida.
¿Le pasaba algo? No creo ¿que le puede pasar a alguien que parece tener una vida perfecta?

Al llegar a la estación baje a toda prisa como siempre, tenía que llegar pronto para entregar los medicamentos. Mi día seguía igual, ordenando medicamentos y entonces algo volvió a cambiar en mi rutina.
Al salir me volví a encontrar con los ojos azules que me veían fijamente sin decir nada ¿No habla? ¿Que hago?

Cuando hablo sentí un alivio, pero otra vez esa sensación extraña invadió mi estómago y mis piernas se sentían débiles. Cuando le di las instrucciones me moleste porque pensé que era una persona arrogante y le daba igual lo que dijera. Salió a toda prisa de la clínica y me olvide de preguntarle su nombre.

Al terminar mi turno camine hasta la pastelería para darle las instrucciones a Aurora y entonces la vi cuando se agachó para ocultarse, pero la veía perfectamente a través de la vitrina. Quise reír, pero solo me asomé a ver los postres y escuché que susurraba con Aurora, me miro a través del vidrio y me sonrió.

¿Tengo algo en el estómago? ¿Porque me siento nerviosa?

—Ya descanse —dice sacudiendo su delantal.

—Claro —dice Aurora con una sonrisa.

—Me das una rebanada de cheesecake por favor. —le pido cualquier cosa aunque no tenga ganas de algo.

—Enseguida —dice y sigo todos sus movimientos hasta que entrega la cajita.

—Gracias —le sonrío y me voy con Aurora dándome las indicaciones que dejo el doctor para ella.

—Eres muy amable, gracias por venir hasta aquí —dice Aurora y de reojo veo cómo nos observa la chica de ojos azules.

—Señorita Mcallister —Aurora y yo volteamos y vemos a un hombre de traje.

—Señor Foster ¿que está haciendo aquí? —pregunta la rubia sorprendida.

—He intentado comunicarme con usted, pero no respondía a mis correos. —Aurora lo mira con el ceño fruncido.

—Lo siento —dice sacándose el delantal —Aurora, dile a la abuela que salí un momento.

Sale del local y me quedo viendo por la ventana como camina al lado de ese hombre.

Si Llegamos al Viernes Where stories live. Discover now