Capítulo 2 -Algo nuevo

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ALYSSA


Mis ojos se cierran por el sueño que invade al levantarme tan temprano, camino hasta la estación del tren donde subo Justo a tiempo, me acomodo en el asiento y me duermo las dos horas de camino a la ciudad.

Mi vida es la misma siempre, nunca cambia nada, no hay nada interesante. Todos los jueves viajo en el primer tren para poder llegar al hospital y reclamar los medicamentos de los pacientes que atendemos en la clínica. El hospital se encarga de brindarnos los medicamentos que regalamos a las personas que no pueden pagarlos.

Llegó a la ciudad y bajo en la estación un poco descansada, me coloco el abrigo y salgo con mi mochila al hombro. El frío de otoño comienza a hacerse presente en estas fechas. Me gusta que llegue el otoño y ver sus colores entre naranjas y amarillos.

Tomo un taxi que me lleva al hospital y entró directo a la farmacia donde ya tienen lista la bolsa con los medicamentos que solicitamos.

—Es todo lo que solicitaste —me dice la doctora encargada de la farmacia.

—Muchas gracias —le digo con una sonrisa.

—No tienes que agradecer ¿trajiste la lista para la siguiente semana?

—¡Oh si! —sacó la lista que llevó en la bolsa de mi abrigo —esto es lo que pidió el doctor.

—Bien, tendré todo listo para el próximo jueves —me dice con una sonrisa. Ella es una persona muy amable, siempre me atiende así de bien.

—Nos vemos el próximo jueves —me despido de ella.

—Espera —me detiene —no has firmado la orden.

—Lo siento —le digo.

—Siempre tan apresurada ¿tienes algo que hacer?

—Sí, siempre me pasó por el orfanato que está a unas calles y les llevo dulces a los niños.

—Eres una buena persona Alyssa, espero que un día encuentres a alguien igual de maravilloso que tú.

—Gracias doctora, también espero lo mismo —le entrego los papeles y salgo del hospital.

Camino por las calles de la ciudad hasta que llegó a un edificio un poco viejo donde se encuentran los pocos niños que puede mantener aquí la señora Sofía.
Entró al edificio donde me saluda el conserje y me dirijo hasta el salón donde los niños están desayunando, son un total de treinta niños, el gobierno aporta un poco para ayudarlos, pero no es lo suficiente para que vivan en un lugar digno, las paredes están manchadas, el techo parece que está a punto de colapsar y el agua falla seguido por las tuberías corroídas por el óxido.

Llegó al comedor y apenas me paro en la entrada ellos me ven y salen corriendo a mi encuentro, se alegran de verme cada jueves que vengo a dejarles dulces y le dejo a la señora Sofía algo de dinero.
No tengo que mantener a nadie, así que con lo que gano en la clínica me es suficiente para sobrevivir y me sobra un poco para ellos, a parte que aún no termino de pagar el préstamo de la universidad.
Saco los dulces que traje de mi mochila y comienzo a repartirlos, ellos saltan de alegría, pero les advierto que tiene que terminar su desayuno antes de comerlos.

—¡Gracias Alyssa! —uno de los niños se aferra a mi pierna.

—De nada corazón, pero tienes que terminarte tu desayuno —le advierto.

—¿Me ayudas a terminarlo? —me pregunta haciendo ojitos y no me puedo resistir, soy muy débil con los niños.

Conocí este orfanato por la señora Sofía, uno de los jueves que fui al hospital por lo medicamentos coque con ella mientras salía, ella llevaba tres niños enfermos, entonces me ofrecí a ayudarle con ellos, me lo agradeció y mientras esperaba con ella a qué los atendieran me contó sobre el orfanato y todo lo que estaba pasando, había días en los que no creía llegar a fin de mes y tenía que darles menos comida a los niños para poder lograrlo, muchas veces metió solicitudes, pero la respuesta del gobierno era la misma, "no contamos con fondos extras para ayudarle, no son los únicos a quienes brindamos ayuda". Desde ese día le prometí que pasaría a dejarle algo y así le ayudaba a llegar a fin de mes.

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