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Rusia manejaba a la velocidad más alta que su auto le permitía. Las luces parecían flashes al pasar por las ventanas.

México se encontraba en el asiento del copiloto, temblando, no decía una sola palabra. Muy en el fondo, quería que Rusia chocará y finalmente morir, sin embargo, Rusia era bueno al volante.

—Bien, bienvenido a mi casa. —Dijo Rusia al estacionarse de una maniobra y bajar del auto.

México está apunto de abrir la puerta cuando Rusia ya se había adelantado a abrirla. Tomo al mexicano por la cintura y lo cargo en su hombro.

—Eres más pesado de lo que aparentas.

México había perdido las ganas de pelear, no respondió el comentario, tampoco forcejeaba. ¿De que serviría? Oficialmente había perdido su territorio.

Rusia entro a la casa con México en su hombro, lo llevo hasta la habitación de la segunda planta y lo lanzo en la cama.

—Por favor, se gentil.

Rusia soltó una enorme carcajada.

—¿Quieres que sea gentil? Ya lo hicimos en el callejón, dudo que aún duela mucho.

México simplemente se dió la vuelta en la cama, cubriendo su rostro con la almohada.

Rusia sonrió entre dientes y se colocó sobre él mientras se despojaba nuevamente de su pantalón.

—Bien... Seré tierno—Dijo Rusia.

Rusia entro lentamente dentro del país.

México mordió la almohada con fuerza, sus ojos quedaron casi completamente en blanco, algunas lágrimas aún corrían por sus mejillas.

—¿Te gusta así? —Cuestiono el asiático mientras comenzaba un movimiento lento.

México no respondió, ni siquiera hizo movimiento.

—Asi será, entonces. —Dijo Rusia antes de tomar la cintura de México en sus manos y jalarlo hacia su abdomen.

Mexico sintió escalofríos al finalmente sentir su trasero chocar con el cuerpo del ruso. Levanto la cabeza un poco para ver a Rusia sobre su hombro.

—¿Podemos usar lubricante?

Rusia lo miro con atención.

—¿Lo pediras por favor? —Cuestiono el Ruso.

—Por favor, usemos lubricante.

Rusia estiró su mano hasta el cajón junto a su cama, tomo un lubricante pequeño y saco su miembro para empaparlo en aquel liquido.

México se dió la vuelta una vez más. Tenía en cuenta de que no iba a poder escapar, que lo había perdido todo, lo único que le quedaba por hacer era intentar aminorar el dolor.

—Mira nada más. ¿Me dejaras ver tu rostro mientras la meto? Que gran honor.

Rusia se posicionó entre las piernas contrarias y sin esperar mucho entro. Al ver por primera vez la expresión se México al ser penetrado, noto que sus ojos no brillaban, aún que su saliva corría por la comisura de sus labios, no parecía gozarlo.

Rusia se acercó al rostro de México y comenzó un forzado beso. Mordio el labio del mexicano, haciendo a México expresar su dolor.

—¿Puedes acabar rápido? —Pidio México —Por favor.

Rusia siguió moviéndose escuchando la petición.

—¿por qué? Tu ni siquiera te has corrido. Ni siquiera tienes una erección.

México miro a los ojos a Rusia, aquella profundidad de sus ojos verdes denotaban tristeza.

—¿Puedes mentirme?

—¿Eh? —Cuestiono México.

—Di que me amas, di lo que sea, pero déjame escuchar tu voz.

México frunció el ceño.

—En tus putos sueños. —Contesto México.

Rusia estaba por contestarle, pero una llamada entro al teléfono de casa. Era Perú. Rusia contesto sin salir de México, manteniendo el movimiento.

—¿Hola?

—¿Sabes dónde está México? El no contesta su celular.

México reconocía la voz que levemente escuchaba. Intento guardar silencio, pues si Perú escuchaba su voz, sabría que se estaba acostando con Rusia.

—Oh, si, el está aquí. ¿Quieres hablar con él?

Rusia paso el teléfono al oído de México.

—¿Hola? —Dijo México, al mismo tiempo que Rusia incrementaba la agresividad de las estocadas.

—Acabo de ver un vídeo... —Dijo Perú —Estabas en un callejón con Rusia. ¿Por qué me hiciste esto?

—Yo... —Intento explicar— Yo no quiero, yo no disfruto esto. —Era difícil hablar mientras su voz titubeaba.

—¡Claro que lo disfrutas! ¡Lo disfrutaste con España, lo disfrutas ahora con Rusia! ¿Alguna vez dejaras de pórtarte como una ramera?

México comenzó a sollozar, la voz de su hermano molesto era aún más doloroso que su actual físico.

—¿Qué es eso que se escucha? —Cuestiono Perú.

—No es... —Titubeo México, pero Rusia introdujo dos dedos dentro de él, haciendo a México gemir genuinamente doloroso.

—¿¡Estás cogiendo ahora mismo!? ¡Eres un idiota!

—¡Por favor, ayúdame!

—¡Me das asco, debiste quedarte con España, no eres más que un estúpido pedazo de mierda!

Perú colgó el celular, dejando a México con el corazón hecho un nudo.

—Vaya, eso salió mal. —Dijo Rusia.

México se abstuvo de decir una sola palabra. Así fue hasta el final del acto. Rusia cayó rendido a su lado, mientras que México solamente recuperaba la respiración y se cubría con las sábanas.

—Te amo. —Dijo Mexico.

México solamente guardo silencio.

Poca Paciencia /Rusmex-Usamex/Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora