XLIII.

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Luna Páez

Era el dia, los chicos jugaban contra Marruecos. Mi acompañante estaba en España, ni me respondía a los mensajes, ni a las llamadas, pero por suerte había encontrado otros acompañantes para no estar sola. El día anterior los hermanos Buyer grabaron un video con Pedro. Yo estuve allí, incluso yo fui la que grabó el video y pues después de el video, nos quedamos los cuatro hablando un rato, ya que yo ya los conocía, alguna vez había hablado con ellos por instagram. El canario no tuvo mejor idea que soltarles que mi acompañante de los partidos se había tenido que ir a España, que yo iba a ver el partido contra Marruecos sola. Erik no tardó ni un segundo en ofrecer de que fuera al partido con ellos, Javi insistió cuando me quedé unos segundos pensando. Acabe diciéndoles que sí, pero que mejor vieran ellos conmigo, no, aunque pienses que es lo mismo,no es lo mismo, yo al ser familiar tengo el VIP, ellos obviamente no pusieron ni una pega, hasta me dieron las gracias.

Los Buyer tenían que pasar si o si por el hotel donde estábamos alojados para ir al campo, así que me tenía que vestir a toda ostia por que Erik ya me había avisado que habían salido. Rapidamente me puse un pantalon corto negro, unas nike negras, la camiseta con el dormal de mi hermano y por el lado de maquillaje, solo rimel y dos banderas de españa, una en cada moflete. Salí de la habitación como si estuviera en una carrera de atletismo, incluso casi me abri la cabeza en las escaleras, pero finalmente llegué al taxi, sana y salva.

El rato que estuvimos en las gradas antes de empezar el partido, nos la pasamos haciendo chorradas, grabando cosas para su video diario del mundial, incluso Erik me hizo una demostración de sus dotes de bailarin, no puedo negar que me lo pase genial y se me paso el tiempo volando, pero tocaba lo importante, el partido. El partido fue un completo sufrimiento, los de la selección marroqui, se encierran atrás y a los chicos se les hizo imposible marcar goles. Metieron a Nico, entonces allí empezamos a acercarnos a portería, incluso estuvimos a un centímetro de marcar un gol, pero aún así no pudimos añadir ni un gol al marcador. Por suerte, los marroquíes tampoco lograron marcarnos ni un gol, nos fuimos a prórroga pero nada, no conseguimos nada. Eso significa una sola cosa, penaltis, vamos un sufrimiento. Mientras todos se preparaban para los penaltis, a mi parecía que mi corazón iba a salir de mi cuerpo. Los penaltis empezaron, los nervios empezaron a invadir mi cuerpo, pero más lo invadieron cuando Marruecos metió el primer penalti y nosotros lo fallamos. Pero vamos, en ese momento no sabíamos lo que nos esperaba, íbamos 2-0, perdiendo. Era momento de Busi, confiábamos plenamente en él, pero cuando vimos que Bono la paró, mi corazón dejó de latir, si Marruecos metía, estábamos eliminados. Estaba hecha una mierda y cada vez que pensaba en los chicos, me ponía peor. Rece, rece y no deje de rezar, pero por lo visto no valio de nada, la pelota entró en la portería, todo el estados el estadio se levantó, ya que iba con marruecos, los jugadores de la selección Marroqui salieron corriendo hacia Hakimi, mientras que los nuestros, caían al suelo con las lágrimas en los ojos. Mis ojos se empezaron a inundar, estábamos fuera del mundial, todos estaban llorando, todos estaban destrozados, pero una estrella brillaba entre todos ellos, Pedro. Allí estaba tendido en el suelo destrozado, mientras las lágrimas refrescaban su cara, nunca en mi vida la había visto así, nunca.

Ya había pasado un buen rato desde que los chicos habían entrado a los vestuarios, ya me había despedido de los hermanos y todo. Estaba esperando para poder hablar con los chicos y darles un fuerte abrazo. Cuando mi hermano salió, estuve un buen rato hablando con él, consolándolo, incluso compramos los billetes de avión para volver a España. Pablo estaba mal, claro, le había afectado pero sabía que iba a lograr seguir adelante sin problema, ¿pero podía decir lo mismo de Pedro?. Resultaba que el canario ya se había ido, salió escopeteado del campo, que estaba fatal, quería estar solo.

Ya estaba en mi habitación de hotel, pero seguía sin saber nada de Pedro, tenía unas cuantas llamadas perdidas mías, unos cuantos mensajes también, pero nada. Volví a hablar con Pablo y me dijo que le dejara tranquilo, que se le pasaría, que a la mañana ya hablaremos. Acabe cediendo y tomándome la pastilla para dormir, ya que si no me la tomaba, tenía claro que me iba a pasar toda la noche pensando en cómo estaba el canario.

Mis fotografías favoritas [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora