Mi Persona Especial • Pavitr Prabhakar Y Tú [+18]

11 | Se Deshace Bajo Mis Pies.

Protagonista.

— Necesito que tengas extremo cuidado. — le pedí, mis piernas temblaban sobre el suelo quebradizo bajo nuestros pies, dando ágiles pasos.

— ¿Quién construyó este asqueroso edificio? — exclamó con desesperación.

Una corazona llegó a mi pecho, una de las que ya estaba harta. La muerte vagaba por el lugar burlándose de nosotros y provocando mi desesperación.

— ¡Camilo! — lo llamé con miedo.

Un temblor inundó el lugar, la mano de Camilo se aferró a mi muñeca ayudanme a no perder el equilibrio.

— ¿Estás bien? — escuché su susurro preocupado, yo sonreí entre lágrimas con total desesperación que creí que perdería el aliento.

— Si... — mi respuesta quedó en el aire  cuando el suelo bajo mis pies se desplomó en un milisegundo.

Estiré mi mano en su dirección, más solo pude ver su rostro perderse de mi vista, cayendo de espaldas hacia el vacío.

Sentí un fuerte golpe en mi nuca y un agudo chirrido resonó en mi mente.

Escuché como me llamaban a gritos, pero los sonidos me eran tan lejanos, como si estuvieran a kilómetros de distancia. Poco a poco los sonidos se hicieron claros y mis ojos se entrecerraron tratando de entender lo que estaba pasando.

— Era de la mano, culero... — me burle con un hilo de voz.

Camilo sostenía mi tobillo con fuerza bajo su mano mirándome con un vacío en sus ojos.

Yo sonreí burlona aún en la tempestad dejando caer mi cabeza hacia atrás, me dolía demasiado. Estaba muy cansada derrepente.

— Cállate, solo... Solo cállate. — escuché su murmuró.

Su pecho estaba recostado contra el cemento, por ésto logró atraparme. Me imaginaba algo más heróico, pero no me quejó.

Pequeñas lágrimas salieron de mis ojos, el aire de volvía pesado al igual que mi respiración. Empecé a toser un poco.

Narrador.

Camilo trataba de recuperar el aire perdido, lo cula fue inútil. Una corriente eléctrica lo recorrió haciéndolo soltar un jadeo de dolor.

Su otra mano fue inconcientemente a su propio abdomen buscando el producto de esa sensación. Delante de él, ya hacia su mano ensangrentada, no pudo evitar soltar otro jadeo de sorpresa.

Tapó su herida con su mano al instante, pero esta se estrelló contra el frío metal de una varilla que ya hacia clavada en su piel.

Escuchó la tos de su amiga mirándola preocupado. Ella estaba sin fuerzas.

— ¿(N)?

Sin que él pudiera percatarse, del cabello de su amiga ya destilaban gotas de sangre, producto de la herida en su nuca. Una herida que ninguno de los dos notaron al momento.

— Mahato, lo que te dije hace un momento era una broma... No... No tienes que guardar silencio.

Camilo río de los nervios tratando de disimular el dolor que sentía. Estaba empezando a desesperarse.

— Háblame... ¡Dí algo, por favor!

— Te quiero...

Él muchacho guardo silencio maldiciendo en silencio. Los dos morirían ahí si no hacia algo, pero no se le ocurría nada.

Esta vez estaba fuera de sus manos.

Tenía miedo de que pasaría. Qué pasaría cuando sus manos perdieran fuerzas, cuando su corazón dejará de latir, cuando sus ojos se cerraron por última vez.