Mi Persona Especial • Pavitr Prabhakar Y Tú [+18]

1 | Cálidos Besos.

Narrador.

No sabía cómo, mucho menos en qué momento, pero había terminado en la habitación de su pareja como Spider-Man.

Según él: "Buscando ayuda".

Tampoco le iba a pedir a su novia que lidiará con el maleante de turno, solo había recibido algunos golpes bien dados en los lugares correctos, eso lo dejo medio menso.

Tal vez por eso la cuestionable desición de entrar por su ventana sin permiso a las doce de la noche.

(n) se levantó adormilada. Su puro e inocente corazón decidieron ayudar al héroe número uno.

Más que nada, por qué había hechado su sueñito con la panza llena, recién bañada y sin tareas pendientes. Así que estaba en un estado mental tranquilo.

Pavitr no quería admitirlo, pero si se sentía sumamente cansado, todo el escándalo que no recibió en todo el mes lo recibió en ese fin de semana.

Aún le estaba agarrando la honda a esto de ser Spider-Man. Dudo un momento si sentarse en la cama de la habitación por petición de su pareja, ya que tenía una doble identidad que mantener.

La cama era bastante grande, por lo que cabían perfectamente los dos. Sabía que cedería a su petición. Ella prometió no dormir con él para que pudiera descansar cómodamente, él se negó, respondiéndole:

"¿Cómo podría dejar a una dama sin su sueño de belleza?" Respondió con su usual tono gentil de voz.

Pero aún así cayó redondito en la tentación.

Al principio ambos mantenían su distancia, él pegado a una orilla y ella a otra dándole la espalda. Ahí fue cuando no entendió en que momento las cosas cambiaron.

Su novia se mantenía adormecida en sus brazos, duermiendo en su pecho con calma. Él no sé inmutaba, inmerso en su cansancio, abrazando su espalda con un brazo.

Instintivamente, ella era de confianza para él, tanto que su sentido arácnido no se activaba cuando la tenía cerca. De forma inconciente, Pavitr levantó un poco su máscara hasta su nariz, permitiendose respirar mejor.

Eran alrededor de las cuatro de la mañana, el aire entraba fresco por el balcón que había dejado abierto, dándole aún más comodidad a la habitación.

Se levantó aún algo adolorido, estirándose de apoco. Ella sintió su calidez alejarse y lo abrazó por los hombros.

- No te vayas...

Soltó una risita abrazándola suavemente recostando la sobre la cama con él encima de ella, aún sintiendo sus brazos en su cuello.

- No he podido verte últimamente, te extrañaba mucho... - escuchó otra vez su susurro, y sintió sus labios unirse en un largo beso que le fue imposible no corresponder.

Era la primera vez que dormían juntos, y la primera vez que estaban en tanta intimidad a altas horas de la noche. No iba a negar que se dejó llevar un poco.

- Yo también te extrañe mucho... - murmuró entre besos muy sonrojado.

Siguió con ese beso y con algunos más, sosteniéndose con uno de sus brazos para no caerle encima, mientras que con su otra mano sujetaba su nuca atrayendola más hacia él.

Su madre no estaba en casa, a veces trabajaba en el hospital haciendo guardias toda la noche.

Ese era uno de esos afortunados casos, él lo sabía, ya que el auto de su madre no está afuera de la casa.