Aquella noche de copas de vino,
noche que nos anunciaba un destino,
desinhibidos y un poco embriagados,
nuestras almas se habían declarado.
Tú humedecías tus labios rojos,
me veías como niña de tus ojos,
tú me decías con tierna mirada,
de cuanto estabas de mi enamorada.
Te mordías los labios de tu boca,
en un gesto sensual que me provoca,
para querer besarlos con locura,
y rendirme al deseo sin cordura.
Sostenías una copa de vino,
frotando el borde un dedo con atino,
con todo encanto a mí me seducías,
discretamente hacia tí me atraías.
Te levantaste pronto de la mesa,
tus cabellos serpenteas traviesa,
con suave contoneo en tus caderas,
que le hacen enloquecer a cualquiera.
Como una gran fiera a mi caminabas,
con elegancia un vestido llevabas,
como la oscura noche era el vestido,
que a tu cuerpo lo tenías ceñido.
Aquella noche de copas de vino,
en la alcoba nuestro amor fué divino,
nuestras almas se habían encontrado,
y juntos nuestros amor entregado.
19/08/2023.
Ismael González Domínguez.
