segundo - casi único.

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Fue una batalla dura.

Podía escuchar los jadeos de Kanao y los insultos de Inosuke a lo lejos, nada estaba bien.

El cuerpo mutante sin vida de la segunda luna superior habitaba en el espacio de la pequeña ruina, deteriorándose a medida que el sol se imponía en lo alto. Podía saborear la sensación de satisfacción y sus entrañas se retorcían en victoria absoluta.

Pero también, podía saborear su sangre.

Y sus entrañas se retorcían del dolor.

No podía respirar. Solo escuchaba un tintineo frecuente en su oído derecho y los pasos apresurados del cabeza de jabalí.

Nada estaba bien.

Casualmente, Shinobu había logrado transferir el veneno al demonio sin usar su cuerpo como carnada. Un poco de distracción de dos cazadores había ayudado mucho, eligiendo ese momento para actuar en consecuencia e inyectar la toxina dentro del espécimen para bloquearlo por completo. Su cuerpo quedó inerte en la penumbra y no pudo moverse después. Kanao e Inosuke concluyeron todo finalmente cortándole la cabeza. La Hashira estaba orgullosa de ambos.

Sin embargo, ella cayó poco después.

Sus órganos dolían. Cada vez que lograba inhalar oxígeno dolía aún más. No podía moverse. Ni siquiera pensar en absoluto. Solo podía esperar que el gran corte en su torso la deshiciera por completo y terminara con este gran sufrimiento. Un sufrimiento que se hizo eterno. No esperaba nada más.

Y ciertamente, tampoco esperaba escuchar su nombre de una persona en particular.

Todavía oía pasos a lo lejos, pero era un tipo diferente de paso. Más como uno trotando, acercándose a ella. Sintió su cuerpo elevarse y ser sujetado por una mano gruesa y callosa detrás de su espalda tiempo después. Una sonrisa tonta se formó en su rostro. Aunque, no sabía si era por felicidad o el entumecimiento del veneno en sus venas.

—Viniste. — Una broma colgando de la punta de su lengua.

No hagas esto ahora. Dijiste que te quedarías conmigo.

Lo siento. — Volvió a sonreír.

Giyuu quería gritar, destrozar cualquier cosa que pudiera tener a su alcance. Pero solo le quedaba rezar a cualquier dios que existiera que ella no pereciera de esta manera. No así.

Abrazarla no es suficiente, mucho menos cuando le falta una extremidad. No es que le importe, no le importa nada más que la mujer en sus brazos. Atento a todo de ella, contemplando sus ojos como si fuera el centro máximo del universo y no existiera nada más que ella. No quiere que deje de existir nada más que ella.

Su corazón bombea sangre a lo loco solo por esta chica.

Vaya, perdiste un brazo. — Señaló ella, con un aire de risa.

Él no respondió, siguió mirándola con todo el pesar que tenía. Eso a ella no le gustó.

Sabes, si muero ahora, no sería lindo si te quedaras callado.

No morirás, no hoy. — Él no podía permitirlo, permitirse eso. No quería dejar que ella muriera, aunque le costara todo. Hasta su último aliento.

Bueno, quiero decir, mi cuerpo se está desangrando y el veneno técnicamente no tiene un antídoto. Asi que estaba destinado de todos modos. — Incluso en su lecho de muerte, no podía dejar de hablar. Giyuu no estaba exactamente contento por eso. Pero, al menos, sabía que todavía la mantenía despierta.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2023 ⏰

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