—En contacto todo el tiempo, ¿Entiendes?—Dice. Yo asiento. —Diana, todo el tiempo, quiero escuchar hasta cuando respires.

Ruedo los ojos. Y otra vez con la burra al trigo, como si yo fuera una niña.

—Que sí, mujer— Le pido que me tengo el woki toki un momento. Me quito la bufanda de flores y le envuelvo el cuello con ella, porque estoy segura de que allá abajo hace frío—Cuídate mucho.

Ella suelta una sonrisa preciosa y mantiene sus ojos puestos en mí unos segundos antes de bajar. Cuando ya no la escucho, volteo a mirar al bosque, los imponentes árboles y la neblina blanca me hace recordar a la portada de mi canción favorita.

Los copos de nieve se quedan en mi cabello rojo, y unos rozan la punta de mi nariz.

—And when I felt like I was an old cardigan. Under someone's be. You put me on and said I was your favorite...—Canto. —To kiss in cars and downtown bars. Was all we needed. You drew stars around my scars. But now I'm bleedin'

El woki toki enciende una lucesita.

—Que lindo cantas, rulos— Dice Amina

Me sonrojé, porque sé que sigue con la sonrisa que me mostró minutos atrás. Comienzo a caminar, para dispersar las cosquillas en mi estómago. Acerco el radio a mi boca.

— Todo lo que tenga que ver conmigo, es lindo—Respondí, nada modesta.

—En eso, las dos estamos de acuerdo. —Confiesa de inmediato.— Ya estoy por llegar, si escuchas un estruendo, es porque la puerta es difícil de abrir y puede que la tenga que explotar... así que no te preocupes.

—Cuidado, no quiero tener que bajar a reanimarte.

—Uy, ¿Respiración boca a boca? Ardiente.

Suelto una carcajada.

—Ardiente, sí, pero por el hechizo—Le recuerdo. Suelta un gruñido, molesta.— Estaré atenta.

—No te mueves de ahí.

Otra vez la burra al trigo, como si yo fuera una niña. Me guardo la radio en el bolsillo de mi abrigo, y caigo de rodillas en el suelo para hacer bolas de nieve. Cuando Amina cruce esa puerta, se llevará una sorpresa.

Llevo tres bolas cuando siento una brisa más gélida de lo normal pasar a mí espaldas, es como si el sentimiento de miedo se convirtiera en viento, uno capaz de congelar todo a su paso. Lo que sea que traía, era del tamaño de una pelota de pingpon y cuando se estrelló contra la nieve a centímetros de mí, genera un pequeño cráter en ella.

Me acerco a mirar, preocupada si es un animal, se movía de un lado a otro, con desesperación. Ahogo un grito cuando puedo ver completamente la escena. ¿Es un demonio?

Parecía tener una cola larga y un cuerpo redondo, no aún rostro u otras extremidades. Sacudía su cola como si estuviera herido. No tocaba el suelo, pero había derretido toda la nieve a su alrededor.

Mi pecho se oprimió, sé que ellos no sienten nada, pero como era posible que emitiera un chillido de dolor. Lo alzo en mis manos.

¿Acaso esto era una trampa de Eckvan?

Fruncí el ceño cuando diviso en su interior un objeto de forma triangular, más negro que el demonio mismo.

—Ónix—Susurro.

La radio se enciende con rapidez.

—¿Estás bien? Escucho tu corazón acelerado—Dice Amina.

El demonio seguía retorciéndose en mis manos.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now