Arcohiris después de la tormenta

648 74 27
                                    

•—꧁꧂—•

El sonido de algunos árboles atestiguaban el soleado día que se presentaba para ellos.
Un poco de equipaje para unos días reposan en la cajuela del auto de Cyno.

En la entrada de la casa, Alhacén y él observaban como Faruzan se llevaba a Mehrak para cuidarlo unos dias.

Al desviar la mirada al peligrisaceo y observarlo a detalle, Kaveh frunció el entrecejo ganándose su atención.

-¿Sucede algo?

-¿Cuando recuperaste esa camisa?

-La vi lavada junto a las mias así que decidí ponermela -el abogado sonrió divertido por su clara indignación- ¿algún problema?

-Claro que si, esa camisa es mía -Kaveh se cruzó de brazos- tú la tiraste y yo la recogí, por ende, es mía.

-Te la devolveré, pero deberás ser tú quien me la quite.

Al casi decir algo pero tras notar lo que realmente quiso decir con eso, le dio un suave empujón estando con un sútil sonrojo.

En el momento en que Cyno y Tighnari mencionaron estar listos para emprender el viaje, se apresuró a subirse en los asientos traseros del auto siendo poco despues seguido por Alhacén quien se aseguró de poner la seguridad debida a la casa.

Un suave agarre a su mano llegó lo que lo llevó a entrelazar sus dedos y apoyar su cabeza en el hombro de su novio.
El trayecto inicial fue tranquilo mientras poco a poco se alejaban de la ciudad empezando a tener las vistas tan maravillosas que su entorno podía mostrar.

Cyno y Tighnari charlaban cosas que solo ellos entendían mientras que Alhacén leía un libro que compró el día anterior y acariciaba su muslo en completa tranquilidad.

Al estar ligeramente apoyado a la puerta para observar el camino, cerró sus ojos sintiendo el aire mover su cabello y golpear su rostro. La poca presencia de los vehículos causó que estuviera más tranquilo.

Todo en su vida habia mejorado. Desde el arresto a su exjefe cuando pudo confesar lo que Jaldún le dijo antes del accidente hasta su propia salud.

A veces el divagar sobre lo que fue y lo que era ahora lo hacían sonreir.

Cuando abrió los ojos y observó sus brazos cubiertos, le fue inevitable recordar aquel tiempo en el que todo parecían ser solo oscuridad para él después de que su madre decidiera darse una nueva oportunidad de ser feliz.
Como se refugiaba en la bebida y lloraba de frustración cada noche implorando por un cambio a su vida. Un cambio o un fin, pero algo que lo aliviara.
En como tuvo en ocasiones que decidir si comia o tenia donde dormir.

Las marcas casi innotables en sus muñecas que cubría con maquillaje y que estaba seguro que Alhacén aún no había visto gritaban una historia que aún no se atrevía a contar.

Algo adormilado observó el camino sin divagar viendo justo una cabina telefónica en medio del camino por si se necesitaba ser utilizada.
El color rojizo desgastado le hicieron recordar como el cambio de su vida inició.

Al sentarse bien desvió su mirada a Alhacén y la camisa que traia puesta. Aquella misma que llevaba cuando se conocieron en el bar.
Esa noche en la que si no lo hubiera conocido, quien sabe si aún estaría apreciando lo bueno que podía otorgar la vida.

Cuidadoso se acercó mejor abrazándolo por el torso ganándose su atención, a pesar de eso, Alhacén solo mantuvo silencio dejando su lectura de lado para acariciarle el cabello con suavidad.

Su dulce aroma inundó los sentidos del joven arquitecto entre recuerdos preciados.
Desde la primera vez que le quitó loción a escondías pero que de igual manera fue descubierto hasta la ocasión en que le compró otra por dejar caer la que ya tenia.

Cabina telefonica || kavetham Where stories live. Discover now